MADRID - Una semana ha durado Màxim Huerta como ministro de Cultura y Deporte. Fue nombrado por Pedro Sánchez el miércoles 6 de junio como uno de los fichajes estrella por su trayectoria televisiva y una semana después de su polémico nombramiento y con un mandato al frente de su cartera no exento de polémica abandona el Ejecutivo por la puerta de atrás. Deja un bagaje de una semana con cartera y tres actos públicos.

Tan fugaz mandato le coloca en el primer puesto del ranking de ministros más breves, seguido a gran distancia por José Luis García Ferrero, ministro de Agricultura en el último Gobierno de la UCD, en 1982, que permaneció en el cargo 81 días. Es el primer sopapo sonoro del todavía neofito presidente español que reaccionó rápidamente nombrando a José Guirao como nuevo ministro para pasar página y desviar el debate sobre el polémico paso de Huerta por el Palacio de La Moncloa.

La dimisión de Huerta llegó tras conocerse que defraudó a Hacienda 218.000 euros entre 2006 y 2008. El escritor y presentador televisivo ingresó casi 800.000 euros por su trabajo en televisión a través de una sociedad, tributando así de menos por el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), una práctica que han empleado otros periodistas, creadores y estrellas de la televisión a los que empezó a perseguir Hacienda desde hace varios años. Tras pleitear contra la reclamación de Hacienda, dos sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Madrid de mayo de 2017 le obligaron a devolver lo defraudado, más las costas y los intereses de demora, en total 366.000 euros.

El exministro de Cultura también usó esa sociedad para declarar como gastos de su actividad artística la compra y el mantenimiento de un apartamento situado en la costa de Alicante. Sin embargo, él alegó que el problema con Hacienda se debía a un “cambio de criterio” por parte del fisco. El presidente del sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha), Carlos Cruzado, cuestionó posteriormente esa versión, al advertir de que nunca estuvo permitido utilizar “una sociedad de forma instrumental como pantalla para eludir el pago del IRPF”.

Tras acudir en dos ocasiones ayer a La Moncloa y presentar su dimisión al presidente Sánchez, Huerta compareció ante los medios para explicar los motivos de su decisión. Buscó conspiraciones contra su persona que tienen su origen mucho antes de su sorprendente nombramiento como ministro y se declaró inocente porque, aseguró, tiene sus cuentas al día y regularizadas con Hacienda.

“No importa que yo no haya cometido ningún fraude fiscal o que haya pagado una multa. Importa el bombardeo, el ataque contra mí que busca minar el proyecto de regeneración y transparencia de Pedro Sánchez y no voy a permitirlo. Porque corren nuevos tiempos, tiempos en los que hasta los inocentes prefieren irse antes de que cualquier sospecha salpique a los que quieren poner un nuevo rumbo”, defendió el ya exministro de Cultura y Deporte que puso en valor el pago doble de esa multa que ha realizado a su juicio. “Me voy para no partirme yo. Para que el ruido de esta jauría no parta este proyecto”, sentenció Màxim Huerta, que no admitió preguntas tras su comparecencia.

Sobre la condena por fraude, Huerta subrayó que es inocente y que lo hizo en un momento en el que “como tanta gente de este país, se facturaba a través de un sociedad. Y no era legal en ese momento”, se justificó. En este punto volvió al modo conspirativo y afirmó que en aquel entonces se llegó a decir que “era una caza de brujas contra críticos de aquel Gobierno”. Por todo ello ha optado por abandonar “antes de que cualquier sombra de sospecha perjudique a los que quieren poner un nuevo rumbo, aire fresco, política limpia después de décadas de corrupción y expolio público. Ha sido tremendo”, exclamó.

En un principio Sánchez, que no conocía los problemas de su ministro con Hacienda, se dio por satisfecho con las “solventes” explicaciones de Huerta, pero conforme avanzaban las horas aumentaba la presión para que tomara una medida drástica. Las voces contrarias a mantenerle procedían incluso de la bancada socialista del Congreso. Y por supuesto del PP y Ciudadanos, así como de sus supuestos aliados de Podemos.

El listón social de la regeneración ética antes casos de corrupción está muy alto y más aún para un gobierno que no hace ni un mes ha echado a Rajoy de La Moncloa con la bandera de la limpieza ética y la lucha contra la corrupción. Con este precedente, incluso una menudencia como la de Huerta resulta inaceptable en estos tiempos políticos.

Sánchez y el ya exministro de Cultura y Deporte maduraron de forma conjunta la decisión sobre el cese de Huerta en varias conversaciones a lo largo del día. En un principio la idea era aguantar el chaparrón y mantenerlo en el cargo dando por buenas y satisfactorias las explicaciones de Huerta. Pero la difusión en las redes sociales de una entrevista que el líder del PSOE concedió en 2015, siendo líder de la oposición, a Telecinco comprometiéndose a echar “al día siguiente” a los miembros de su equipo que se descubriera que hubieran creado una sociedad interpuesta para pagar menos impuestos, como hizo el fundador de Podemos Juan Carlos Monedero para cobrar sus trabajos de asesoría para el Gobierno de Venezuela, marcó el punto de inflexión y precipitó la dimisión.

2.000 euros de pensión Huerta podrá percibir algo más de 2.000 euros por sus siete días como ministro, ya que esa es la cantidad que le corresponde por la parte proporcional de su sueldo así como por la indemnización a la que tiene derecho tras abandonar el cargo.

El sueldo actual de un ministro es de 70.368 euros anuales, es decir 5.026 euros al mes en 14 pagas. Por tanto, la parte proporcional de ese sueldo en los siete días en los que Huerta ha sido ministro supone que recibirá 1.172 euros, a los que se añadirá la parte correspondiente de las pagas extras. A eso se podría sumar la indemnización a la que tiene derecho si es que no renuncia a ella.

Màxim Huerta. El ministro de Cultura y Deportes del PSOE es sin duda el más efímero, con apenas siete días en el cargo.

José Luis García Ferrero. El extitular de Agricultura de UCD estuvo 81 días en el cargo.

Román Escolano. Ministro de Economía en el último Gobierno del PP de Rajoy durante 91 días.

Antoni Asunción. Fue ministro de Interior con González (PSOE) durante 158 días de 1993 a 1994.

Félix Manuel Pérez Miyares. Ostentó la cartera de Trabajo con Adolfo Suárez (UCD) durante 171 días entre 1980 y 1981.

Eduardo Punset. Fue ministro de Relaciones con las Comunidades Europeas y ejerció durante 171 días entre 1980 y 1981.

Julia García Valdecasas. Ministra de Aznar de Administraciones Públicas Públicas de 2003 a 2004. Permaneció 229 días en el cargo.