Ciertamente es un clásico mencionar su conocido péndulo cada vez que el PNV adopta decisiones importantes, pero, a pesar de las abundantes referencias que estamos leyendo y escuchando durante las últimas horas al respecto, a uno le parece un exceso traer ahora a colación la afortunada metáfora acuñada en su día por los profesores De Pablo, Mees y Rodríguez Ranz.

Dicho en otras palabras, solo los que de verdad se creyeron -o trataron de hacernos creer- que el acuerdo entre el PP y los jelkides iba mucho más allá de la aprobación de Presupuestos se ven obligados ahora a hablarnos de giros copernicanos. Los que, independientemente de las críticas realizadas sobre su gestión, veíamos en la negociación presupuestaria lo que verdaderamente era, no tenemos excesivas dificultades en ver tan compatibles como coherentes los votos emitidos por el PNV en Madrid con pocos días de diferencia. El péndulo es otra cosa.

Ha sucedido además que la moción de censura le ha servido a Sabin Etxea para que los pelos dejados en la gatera en la aprobación de los Presupuestos de Rajoy se hayan convertido de la noche a la mañana en pelillos a echar a la mar. Ha recuperado la centralidad perdida por momentos y desarmado a aquellos que creían haber encontrado el filón definitivo para desgastarlo -por fin- de manera clara tras el apoyo presupuestario. Ver a Pedro Sánchez aceptando respetar el Presupuesto pactado por los jelkides con el censurado, y ver también al resto de los grupos censores resignados con tal cuestión, causaría regocijo entre los dirigentes de un partido que indudablemente lo ha pasado mal durante las últimas semanas.

La moción de censura nos ha dejado otras cosas interesantes, pero me ha llamado poderosamente la atención el poco eco que ha tenido entre nosotros el cruce de palabras entre Iñigo Alli y Pedro Sánchez sobre el futuro gobierno de Nafarroa, cuestión que considero de suma importancia. Conociendo lo que se está cociendo -y lo que se ha cocido- en la comunidad foral, fue grato escucharle al ya presidente decir de forma muy explícita que los socialistas navarros solo apoyarán un gobierno progresista y no uno conservador. La réplica del representante de UPN al respecto obligó a Sánchez a explicarse, pero este lo hizo de tal manera que uno no alcanza a entender si se ratificó, rectificó, matizó o simplemente se escabulló. Hay quien maliciosamente piensa que María Chivite le envió un mensaje pidiéndole que pisara el freno.

Desconozco si, amén de los famosos 540 millones, el PNV y Sánchez han hablado de transferencias, de política penitenciaria y de Nafarroa, entre otras cuestiones. Pero si lo dicho por Pedro Sánchez a Iñigo Alli en primera instancia responde a un cambio en el PSOE, nos encontraríamos sin duda ante una de las grandes noticias de la moción de censura. Aunque haya pasado casi desapercibida.