MADRID - Albert Rivera, por encima incluso de Ciudadanos, su propio partido, fue el otro gran perdedor de la primera jornada de la moción de censura - el primero sin duda Mariano Rajoy - ya que en apenas siete días ha visto como Pedro Sánchez, y salvo una dimisión a última hora de Rajoy, se va a convertir en el nuevo inquilino de La Moncloa.
Desde el mismo momento en que se conoció que el PNV iba a apoyar la moción de censura, Albert Rivera se ausentó del hemiciclo, al cual retornó, precisamente, cuando tomó la palabra el portavoz del Grupo Vasco, Aitor Esteban. Desde la formación naranja se aseguraba que Rivera había estado en el despacho de Ciudadanos preparando su intervención. Sin embargo, en los mentideros del Congreso se señalaba que Rivera estaba en contacto continuo con el PP tratando de convencer a la formación de Génova de que la mejor salida era que Rajoy dimitiera para desactivar la moción de censura y evitar de este modo que Sánchez llegue a la Moncloa.
Así, en su intervención Rivera criticó la ausencia de Rajoy en la Cámara Baja -no acudió durante toda la sesión vespertina- y tras recordar que Ciudadanos ha sido el socio y aliado del PP en cuestiones básicas como la investidura, los Presupuestos y la aplicación del 155 en Catalunya, insistió en la necesidad de dar un “carpetazo ordenado” a la legislatura, esto con la dimisión del todavía presidente español para que se puedan convocar elecciones.
Según el presidente de Ciudadanos, “España está inmersa en una triple crisis”, que diseccionó en crisis de confianza, crisis constitucional y crisis económica, y para Rivera la mejor solución para atajar esta situación es acudir a las urnas.
Contra los nacionalistas Como la opción A -dimisión de Rajoy- no parecía tener recorrido, Rivera optó por la opción B, ofrecer a Sánchez parar la moción de censura para pactar con Ciudadanos unas elecciones a corto plazo. De este modo, a su juicio Sánchez no tendrá que apoyarse en los que, según aseguró, “han intentado dar un golpe de Estado en Catalunya”. “No estamos de acuerdo en que la solución sea que Bildu, los antiguos amigos de Batasuna, o que el señor Puigdemont o Torra, tomen las riendas de nuestro país”, afirmó. Aunque dejó claro que ve “legítimo” que Sánchez quiera ser presidente, lo que no veía legítimo es que quiera hacerlo a toda costa con quienes quieren “romper España” y, por eso, insistió, “Ciudadanos votará en contra de la moción de censura”.
Rivera señaló que la nueva etapa de España que hay que iniciar, “no la pueden abrir Torra, Rufián y los populistas. La tienen que abrir los españoles votando y eligiendo”. Por ello, reprochó a Sánchez que no haya dado explicaciones sobre las “hipotecas” que ha adquirido con los partidos que van a apoyar su moción. “No quiero un Gobierno zombi con la corrupción pero tampoco un Gobierno Frankenstein con los que quieren liquidar España. Quiero un Gobierno limpio, que salga de las urnas” afirmó el líder de la formación naranja, que insistió en que “solo una elecciones son la llave para lograr un Ejecutivo fuerte”.
Por todo ello, Rivera finalizó su intervención advirtiendo a líder del PSOE de que no se equivoque de adversario, “que es el separatismo y el populismo, los que van a apoyar su moción de censura”, y no el constitucionalismo.
Dura respuesta de sánchez En su réplica, Sánchez acusó al presidente de Ciudadanos de “vivir bien a costa de la confrontación territorial” y de crecer en las encuestas por la “incapacidad” del PP de hacer frente a ese discurso “irresponsable” y de asumir su responsabilidad por la corrupción. “Larga vida a Rajoy para seguir arañando expectativas electorales”, le reprochó el líder socialista en una dura intervención en la que también acusó a Rivera de mentir, de “no tener palabra”, de recitar sus discursos “frente al espejo” y de “soplar y sorber al mismo tiempo”.
Sánchez, además, aseguró que Rivera marca su camino político a base de sondeos cuando, “la democracia no es solo demoscopia, sino principios, valores, consistencia, coherencia”.