Puede que no controlen los indicadores macroeconómicos que sirven para calcular la cuantía de las pensiones. Pero conocen de sobra la situación por la que están atravesando los jubilados, ese colectivo tan heterogéneo que durante los últimos meses se ha echado la calle para reivindicar una pensiones dignas tras años de congelaciones o subidas irrisorias. La noticia de la posible revalorización de las cuantías, pasando del 0,25% al 1,6% en caso de que el pacto PP-PNV cristalice, corrió ayer como la pólvora entre una tercera edad que ha visto como salir a las calles ha surtido efecto. Con décadas cotizadas y un ingente esfuerzo para pagar religiosamente sus cuotas, auguran un futuro poco halagüeño a un sistema que ven en riesgo de colapso.
Julián, Begoña, José Antonio, Víctor, Javier o Milagros son solo seis casos de los más de 539.000 pensionistas vascos que verán mejorada su “paga mensual”, como algunos de ellos califican. Con opiniones contrapuestas, sobre todo por las condiciones en las que se encuentran cada cual, sí que agradecen que “la broma esa del 0,25% quede en el olvido”. Un 1,6% de incremento “tampoco es para echar cohetes”, revelan la mayoría, pero al menos consideran que se atienden a sus reivindicaciones. La subida generalizada con base al IPC con carácter retroactivo, tanto para 2018 como para su aplicación el año próximo, ha sido también “bienvenida”. Pero, sobre todo, muestran su satisfacción porque las viudas, el colectivo más perjudicado entre la tercera edad, vea mejorada su situación. Estas pensiones subirán cuatro puntos este año hasta el 56%, y otro cuatro puntos en 2019, hasta el 60%. “Es de justicia”, aseveran.
Los jubilados coinciden en que el tema de las pensiones es “complejo de por sí”. Pero reclaman mejora tangentes y no meros fuegos de artificio que puedan desaparecer al albur de la política. “Los jubilados gritamos en la escalinata del Ayuntamiento de Bilbao aquello de “¡PNV, mójate!”, recuerda Julián Miñambres. Fue en una de las muchas manifestaciones que han llevado a cabo. “Tengo un amigo en Nagusiak y hoy le he enviado un mensaje diciéndole que, al menos, estos se han mojado”. Con “muchos años cotizados”, Javier Martínez Macho por su parte considera que el 1,6 es “evidentemente mejor” que el 0,25%. “Pero no suficiente”, afirma categórico. “En la fábrica que trabajaba estaríamos unos 60. Hoy en día quedan 30 trabajadores. Esos empleos que faltan no cotizan... ¿De dónde sacamos dinero para las pensiones?”, se cuestiona.
negro futuro Goitia, por su parte, reclama que las viudas sean el colectivo más favorecido, aspecto en el que principalmente inciden Begoña Albeniz y Milagros Marañón. “Sabemos lo que sufren, todos tenemos cerca casos que conocemos de sobra”, incide un lekeitiarra residente en Bilbao que, no obstante, pide más esfuerzo por parte de una clase política “que no puede obviar un problema tan grave. La subida debería de llegar al 4%”. Con “42 años cotizados”, Izaola considera la subida como “justita”, pero pone el dedo en la llaga con otro asunto. “Hay mucha gente que no ha cotizado y que ahora se ve en una difícil situación. Es duro verse así”, afirma, pero cree que hay una red de ayudas sociales a las que uno se puede aferrar. En lo que sí coinciden todos es que “las pensiones tienen un futuro muy negro. Y nuestra lucha es también la lucha para las siguientes generaciones. Solo por eso, merecemos ser escuchados por los políticos. Es de justicia y seguiremos en las calles”, vaticinan.
Informado sobre la subida que augura el pacto PP-PNV, se muestra desconfiado del futuro, si bien aplaude que “las pensiones se dignifiquen un poco. Pero queda más camino por hacer”.
Con muchos años de marino a cuestas, Goitia incide en que “las pensiones deberían de subir un 3% o al 4%, ya que el 1,6% no nos vale”. Además, califica de “acierto” que están vinculadas al IPC anual.
“Muchas viudas han tirado del carro en sus casas”, por lo que “es hora de que se les devuelva lo suyo”, afirma una pensionista que cree que la subida, “aunque bienvenida, son migajas”.
Albeniz pone el foco, sobre todo, en la situación de las viudas, “que son quienes peor lo pasan sin duda”. “Un 0,25% es una vergüenza, por lo que siempre será siempre que haya una subida”, asevera.
Con más de cuatro décadas de aportación a la hucha de las pensiones, Martínez Macho apela a la movilización como “clave para que vengamos consiguiendo mejorar nuestra situación”.
Izaola ve complejo “dar una solución al tema de las pensiones”. De igual modo, alerta de que el 0,25% de subida “no viene aplicándose tan solo este año, sino que llevamos años sufriéndolo y es hora de corregirlo”.