SAN FERNANDO DE HENARES. El teniente de la Guardia Civil agredido en octubre de 2016 en un bar de la localidad navarra de Alsasua ha declarado hoy en el juicio en la Audiencia Nacional que recibió empujones, golpes y patadas por todos los lados, especialmente en la cabeza, piernas y espalda.
Nadie intentó ayudarle mientras era agredido en el bar Koxka ni persona alguna intentó calmar la situación, ha descrito el teniente, que sufrió fractura de tobillo. Se ha mostrado convencido de que todo el mundo en el bar sabía que era guardia civil y que también conocían a su novia.
Ambos y otra pareja -un sargento del instituto armado y su novia- fueron agredidos en ese bar por un grupo de personas, entre ellas presuntamente las ocho que se sientan en el banquillo en el juicio, en un suceso que ha relatado el teniente ante el tribunal, al que ha descrito la situación "indefensa" en la que se quedó tras recibir constantes golpes, por los que temió por su vida. Ha contestado a preguntas del fiscal José Perals, al que ha asegurado que en ningún momento pudo defenderse y devolver los golpes, sino quedarse en el suelo protegiéndose la cabeza.
"Llegó un momento en que estaba tan aturdido que perdí la noción de estar ahí, me subía el dolor, no paraban, seguían yendo y viniendo y yo me estaba yendo". "Nadie se acercó a mi, la única cerca mía fue Mari Jose, que en algún momento se puso encima mía, como abrazándome, cubriéndome, pidiendo que pararan", ha relatado el agente, para quien los agresores "eran plenamente conscientes de lo que estaban haciendo".
"Para nosotros fue una eternidad sufrir aquello, pero duraría minutos. Fue un calvario terrible", ha explicado ante el tribunal este agente valenciano que tenía 25 años en el momento de los hechos y llevaba un año destinado en Alsasua.
Afirma que desde que entraron en el bar 'Koxka' se sintieron observados, como solía pasarle en otros lugares. Pero en un momento dado, al salir del servicio, un joven se le enfrenta y le pregunta si es "madero". El guardia civil se zafó de él y de otra persona y, de vuelta a la barra, afirma que les lanzan "un txupito de plástico vacío".
Más tarde, uno de los acusados, Jokin Unamuno, según su declaración, entra acompañado de varias personas en el bar, y se encara con el sargento y con el teniente. Este no ha precisado qué le dijo y si hubo amenazas, pero sí ha narrado que el joven se encaró con él "de una forma bastante agresiva y con la cara muy cerca". Seguidamente, y sin mediar provocación, son rodeados de otras personas y empieza a recibir golpes "en la cabeza, la espalda y las piernas".
Cuando los cuatro intentaron salir del bar, les formaron un pasillo "entre unas 15 personas" y continuaron recibiendo empujones y "golpes de todo tipo". En la calle se encuentran con que les esperan entre "20 o 25 personas" y siguió la agresión con continuados golpes "en la cabeza, la espalda y las piernas", hasta que cayó al suelo.
El teniente ha identificado sin dudar a los acusados Jokin Unamuno, Adur Ramírez y Ohian Arnanz -que se encuentran en prisión preventiva- entre los presentes en el bar, además de Jon Ander Cob, pero no ha precisado si el primero participó en la agresión o amenazas concretas. Sobre Aratz Urrizola, Iñaki Abad y Ainara Urquijo, recuerda que estaban en el bar, pero no que participaran en la agresión.
Ha dicho que conocía a los acusados por ser participantes en los actos de los coletivos Alde Hemendik ('Fuera de aquí') y Ospa Eguna (‘Día de la Huída’), contra la presencia de las fuerzas de seguridad del Estado y de las Fuerzas Armadas en Navarra y CAV.
También vio a Unamuno y a Ramírez junto al Convento de los Capuchinos con motivo de la festividad de la Virgen del Pilar que organizó la Benemérita unos días antes de la agresión en el bar Koxka. Según su versión, los acusados fueron allí "para intimidar, acosar y tener señalada" a la gente que quería asistir a la misa, según le comentaron algunos vecinos de la localidad.
El teniente ha descrito el ambiente en Alsasua como "peculiar", en lo que se refiere a su relación con los vecinos y las personas de su confianza y sus compañeros le aconsejaron cuando llegó que "andara con mucho cuidado" y que a ciertos bares ni se acercara". Eso sí, ha dejado claro que el bar Koxka no era uno de esos establecimientos y que, de hecho, iba allí habitualmente.
A raíz de la agresión, ha relatado que tuvo que "romper abruptamente" con su destino, Alsasua, donde le quedaba "trabajo por hacer".
Según ha dicho, allí cumplía la ilusión de su vida, trabajar, pero tuvo que marcharse y estuvo ocho meses de baja después someterse a una operación de tobillo a raíz de la cual, ha dicho, tuvo que aprender a andar de nuevo.
Los acusados negaron participar en la agresión
El juicio se inició este lunes con la declaración de los ocho acusados, que solo aceptaron responder a sus defensas. Todos ellos negaron su participación en los hechos y que dirigieran o integraran el colectivo Ospa! La Fiscalía relaciona este grupo con el entorno de ETA y por ello les acusa de delitos de terrorismo y solicita penas de prisión que en total suman 375 años.