El Parlamento continúa con su Ponencia de Autogobierno. Y, aunque parece que ese debate va para largo; con la plataforma ADI! , que se pondrá próximamente en marcha, se nos abre una posibilidad magnífica de participación. Una buena idea en la que participaremos, pero que puede no servir a su objetivo por sus propias características. Me explico.
Vaya por delante que confío en el buen criterio de la Presidenta del Parlamento y de su gestión de la Cámara vasca, pero veo dificultades a la hora de calibrar exactamente qué piensa la ciudadanía. En primer lugar, porque las aportaciones por internet parten ya de una limitación a la hora de su utilización por amplios sectores. Y, por otro lado, porque eso deja la puerta abierta al habitual uso torticero de los datos y resultados por quienes se empeñan sistemáticamente en negar la legitimidad de la mayoría nacional vasca (aunque sea lograda en votaciones que esa gente llama, cuando le conviene, democráticas). Mayoría que, por cierto, hoy por hoy, sigue siendo del espectro nacional vasco.
¿Esos partidos que se empeñan en retrasar y torpedear acuerdos y no respetan a la mayoría democrática vasca van a aceptar lo que digamos por internet, como si de un milagro se tratara? Me temo que servirá más para airear un hipotético desinterés de la sociedad vasca y, por lo tanto, tener un nuevo argumento contra la materialización de nuestros derechos nacionales en este Estado empeñado en laminar la diferencia.
Ya iremos viendo hasta dónde nos llevan o a cuánto quieren que renunciemos pero, a su pesar, la mayoría piensa lo que piensa y gana las elecciones. Además, estamos ante una cuestión que fue propuesta electoral de varios partidos vascos y los compromisos electorales hay que cumplirlos (o, al menos, intentarlo encarecidamente y, si no se consigue, preparar la siguiente jugada).
Llevamos mucho tiempo sin solucionar el conflicto político vasco, nos hemos ido preparando y armando de razones políticas, hemos sabido esperar, pero ahora se trata de aprovechar con determinación. O, como decía Winston Churchill, “el coraje es la cualidad humana más estimada porque es la cualidad que garantiza todas las demás”.
Esta semana me han llamado especialmente la atención las concentraciones de los y las pensionistas que, con toda la razón, se han manifestado en todo el Estado. Efectivamente, es una vergüenza que la capacidad adquisitiva se vaya mermando porque el PP mal administre lo que les corresponde.
No hay dinero para apoyar una vida digna, pero rescataron a muchos bancos que siguen sin devolver el dinero. El truco del almendruco: nos asustan con la falacia de que corren peligro nuestras pensiones, para que suscribamos planes privados (mientras seguimos aportando a la caja común mes a mes); y entretanto adelgazan el tesoro apoyando el negocio bancario que sigue ganando dinero con nuestros planes de pensiones.
La caradura de la ministra dijo que las pensiones habían subido un 16%. Nadie sabe ni dónde ni las de quiénes. Cuando les sigan votando ¿a quién van a echar la culpa?
Cuidado con responsabilizar a todos los partidos por igual. Me quedo con la voz de José Antonio Armentia, presidente de la Asociación Bizitza Duinaren Alde-Por una Vida Digna, que convocó una de esas manifestaciones en Gasteiz y que puso los puntos sobre las íes insistiendo en que hay que saber a quién se vota.