¿En qué situación legal se encuentra Carles Puigdemont?
-Está imputado en España ante el Tribunal Supremo por delitos de rebelión, sedición y malversación, y ante el Tribunal Superior catalán hay una querella previa por prevaricación y malversación. Esta acusación de malversación está cursada ante dos juzgados y esto es irregular porque no puede estar imputado por la misma causa dos veces. En Bélgica no tiene ninguna causa pendiente después de que el juez del Supremo haya dado marcha atrás y retirado la orden de extradición.
Le acusan de un delito de rebelión y sedición pero no hubo ni se alentó a la violencia. ¿Cómo es posible?
-La ley establece que para que haya rebelión se produzca un alzamiento violento y es evidente que no ha habido tal alzamiento. Del mismo modo, la sedición requiere un alzamiento tumultuario que no se ha producido de ninguna manera. Esto no lo digo yo, lo han dicho estos días en un manifiesto 120 abogados penalistas de todas las partes del Estado y de todas las tendencias ideológicas.
¿Cómo interpreta la maniobra del juez del Tribunal Supremo de enmendar la plana a la Audiencia Nacional y retirar la orden de extradición de Puigdemont?
-Se quiso evitar el riesgo de que la Justicia belga pudiera denegar completa o parcialmente la orden de detención y por eso decidió retirarla. Jurídicamente no tiene ningún sentido porque si la Justicia española mantiene la imputación por delitos tan graves y tiene conocimiento de que algunos de los querellados están en Bélgica, es ilógico retirar la orden europea de detención y mantener las causas. Si el juez sabe que hay un imputado por un supuesto delito, lo que tiene que hacer de inmediato es proceder a reclamar que se le detenga y se le entregue.
¿Y por qué retira la orden?
-Para evitar el grave riesgo de que la Justicia española sufra un revés, porque la Justicia belga hubiera denegado total o parcialmente las órdenes de entrega, porque hubiera entendido que no se le han respetado a Puigdemont las garantías de un juicio justo. Cuando se cursa una orden europea de detención, se debe mirar si los delitos están recogidos en un listado de 32 delitos prefijados, en cuyo caso la entrega es automática. Entre esos delitos están los más graves como el asesinato, tráfico de drogas, tráfico de seres humanos... y también el de corrupción. La jueza de la Audiencia Nacional, Carmen Lamela, marcó la casilla de la corrupción y las autoridades judiciales belgas observaron de inmediato que este no es un caso de corrupción, definida por los convenios del Consejo de Europa como un abuso de poder para enriquecimiento propio o de personas cercanas.
¿Cree que es un caso de corrupción?
-Es evidente que aquí no ha habido nadie que se ha llevado dinero al bolsillo. Así pues, los jueces belgas descartaron la acusación de corrupción y nos emplazaron para examinar si concurrían otros delitos. Analizaron si los hechos por los que se les acusa están subsumidos en el código penal de Bélgica y llegaron a la conclusión de que no existía ni delito de rebelión ni de sedición, dos tipos penales recogidos en el ordenamiento legal belga pero que requieren de la violencia para ser considerados como tales. Como mucho podían ver un delito de desobediencia. Que un Parlamento declare la independencia será ilegal, será desobediencia, pero en ningún caso será un delito de rebelión como el 23-F.
Si el 21-D gana en las urnas la candidatura de Puigdemont, ¿volverá a Catalunya?
-Es lo que Puigdemont ha manifestado. Es una decisión personal suya pero ha dejado claro que, si los resultados electorales se lo permiten, intentará ser investido, siendo consciente de que tan pronto ponga un pie en territorio español será inmediatamente detenido.
¿A qué condenas se expone?
-Por los delitos en los que se tramita la querella son penas de hasta 30 años de cárcel por rebelión. Rebelión y sedición son incompatibles, se le ha de juzgar por uno u otro. Además de esos 30 años, pueden caerle otros doce por malversación. Es decir, en total pueden caerle hasta 42 años.
¿Podría ser investido president de la Generalitat dada su situación procesal?
-Sí, no hay ninguna limitación legal al respecto. Otra cosa es si luego fuera condenado e inhabilitado para el ejercicio de un cargo público. Pero ese sería otro momento. Hay un precedente en Euskadi, el del entonces miembro de ETA Juan Carlos Yoldi, que se presentó como candidato a lehendakari por Herri Batasuna tras las elecciones autonómicas de 1986. La justicia le dejó presentarse a las elecciones y a la sesión de investidura. En este caso se podría dar la paradoja de que Puigdemont saliera investido como president y luego fuera ingresado en prisión.
¿Cómo está de ánimo Puigdemont?
-Regular, porque la situación es anómala. Está preocupado por la situación política en Catalunya por la aplicación del artículo 155 que ha intervenido totalmente la Generalitat y destituido a todo el gobierno legítimo. Pero también preocupado por la situación política en España porque estamos asistiendo a una regresión tremenda de derechos básicos. Pero está claro que le gustaría estar aquí haciendo campaña electoral. Está separado de su familia, tiene compañeros de su gobierno que siguen en prisión. A todo esto hay que añadir la dureza de estar solo y separado de su mujer y sus dos hijas pequeñas.
¿Dejó en la estacada al vicepresident Junqueras y a los consellers que se quedaron en España y que terminaron en la cárcel mientras él se marchó a Bruselas?
-Yo asistí como letrado a varios consellers que fueron enviados a prisión, tres de PDeCAT y tres de ERC. Me dijeron que le hiciera llegar a Puigdemont que tenían muy claro que no era cierto eso que se decía de que estaban en prisión porque él se había marchado a Bélgica y eso alimentaba el riesgo de fuga si la jueza les dejaba en libertad provisional. Le trasladaron todo su apoyo al president.
¿Se repartieron los papeles: el president a Bélgica para internacionalizar el ‘procés’ y Junqueras y los otros consellers a prisión?
-No lo sé, lo que sí puedo asegurar es que tenían claro que querían preservar la institución del president de la Generalitat. Todos tenían claro que si alguien tenía que marchar fuera era el president.
¿Por qué eligieron Bruselas?
-No lo sé, pero a la vista del resultado fue una buena elección.
¿Si Puigdemont no gana el 21-D, se quedará en Bruselas o en otro país extranjero?
-Ahora tiene la posibilidad de hacerlo legalmente, no tiene ningún obstáculo legal para ello, pero su voluntad es venir a Catalunya tomar posesión como president.