bilbao -El interlocutor de ETA David Pla trasladó, en unas aportaciones remitidas al Foro Social Permanente, previas al desarme del 8 de abril de 2017, que se debían dar garantías de seguridad para los participantes en el mismo y defendía un acuerdo de resolución de las consecuencias del conflicto para dar “solidez” a la entrega de las armas. Por su parte, el Gobierno Vasco exigía un desarme incondicional, con calendario “definitivo”, y la entrega “de un modo no público”, de un “inventario” y la “geolocalización de zulos quemados”.
Estas reflexiones forman parte de las aportaciones que el preso de ETA, por escrito, hizo llegar al Foro Social Permanente y que se incluyen en un informe confidencial que elaboró este colectivo dirigido a la Comisión Internacional de Verificación y que ahora se ha hecho público al incluirse algunos fragmentos en el libro del periodista Enekoitz Esnaola titulado Luhuso. ETAren armagabetze zibilaren kontakizuna.
Según este relato, el Foro Social comunicó a los verificadores la fase de interlocución que abrió con distintos agentes. En concreto, detalló las reuniones mantenidas con el lehendakari, Iñigo Urkullu, con la presidenta de Nafarroa, Uxue Barkos, con miembros del Parlamento foral, con PNV, Podemos, EH Bildu, Sortu, PSE y Ezker Anitza en Euskadi y con Geroa Bai, Podemos, Bildu, Izquierda-Ezkerra y PSN. El Foro Social también trasladó al grupo de Ram Manikkalingam que había solicitado una reunión con David Pla, pero que, a la espera del permiso por parte de la administración judicial, les había remitido unas reflexiones por escrito.
En el informe, se adjuntaban las aportaciones escritas tanto de David Pla como del Gobierno Vasco y de Sortu, y se detallaban los acuerdos y disensos que detectaron tras las reuniones mantenidas y las reflexiones que recibidas por escrito. En su reflexión, ETA se mostraba conforme con que, “ante el bloqueo impuesto por los Estados a la resolución del conflicto”, se llegaran a “acuerdos en Euskal Herria” y se elaborara un plan de avance.
Pla lamentaba la falta de una “referencia acordada que ilusione y movilice a la sociedad vasca” y la “falta de cohesión” entre las dinámicas de diferentes actores sobre la resolución del conflicto.
Asimismo apuntaba que había que crear unas “condiciones básicas” y manifestaba que, tanto si los Estados tomaban parte de manera directa como si no, había que garantizar que “el proceso de desarme se dé con las condiciones mínimas de seguridad para los participantes”, ya que ese había sido el “principal obstáculo” hasta la fecha. Por ello, indicaba que la propuesta realizada no daba “solución a este tema.
De cara a ese desarme, ETA indicaba que daría por buena la participación de un grupo internacional que tuviera la responsabilidad de verificar el desarme. También creía importante la participación de las instituciones vascas para dar “seguridad institucional al proceso”. - Europa Press