SEVILLA. El Ministerio Público considera los hechos constitutivos de un delito de atentado a la autoridad, por la condición de diputada de Rodríguez -por el que solicita un año de prisión y una multa de cuatro meses a diez euros diarios- y otro contra la integridad moral, por el que pide nueve meses de prisión, según el escrito de acusación al que ha tenido acceso Efe.
Los hechos ocurrieron el 20 de diciembre de 2016 durante la celebración de la copa institucional de Navidad en la sede de la Cámara de Comercio de Sevilla cuando Rodríguez subió al primer piso a saludar al presidente de esta institución.
En la escalera, se cruzó con el acusado, quien según la Fiscalía "con la intención de menoscabar su dignidad como mujer y sabedor de su condición y de la actividad que desempeñaba, se dirigió a ella, rodeándola con su brazo derecho por la espalda, llegando a empujarla, mientras ponía su mano sobre la boca" y simulaba besarla.
En su declaración en el juzgado de instrucción, Muñoz Medina aseguró que fue "una broma" que se permitió gastarle a Rodríguez "porque es de Cádiz y allí las chirigotas hacen chistes hasta del Rey, unas declaraciones que provocaron que la dirigente de Podemos lamentara sentirse doblemente humillada por ser mujer y de Cádiz.
En el auto de procesamiento del empresario, la instructora rechaza que lo sucedido "responda a una broma" por cuanto "ni víctima ni investigado se conocían con anterioridad, ni consta que hubieran mantenido una conversación dilatada y en tono de familiaridad" antes de ese día que "justificara la acción realizada, lo que impide considerar la misma como una broma de mal gusto".
La defensa del empresario ha recurrido el procesamiento a la Audiencia Provincial de Sevilla, un recurso en el que reitera que todo fue "una broma, a lo sumo de mal gusto gastada por quien llevaba alguna copa de más".
Cuestiona que se puedan calificar los hechos de un delito contra la integridad moral ya que su eventual menoscabo no es un hecho objetivo sino que "dependerá de la sensibilidad, psicología o vulnerabilidad emocional" de la víctima, que en este caso no responde a "un perfil psicológico propio de una persona timorata" o "de tal debilidad emocional que un simulacro de beso le haga sentirse gravemente humillada" y "ultrajada".
No obstante la Fiscalía recoge en su escrito que la líder de Podemos "no tuvo capacidad de reacción por lo inesperado de lo sucedido" y se marchó del lugar con la jefa de protocolo de la Cámara de Comercio a la que "manifestó de inmediato su malestar por lo acontecido".