BRUSELAS- La patata caliente en la que se ha convertido la estancia del expresident Carles Puigdemont y cuatro de sus exconsellers en Bruselas amenaza con incendiar la política interior de Bélgica. El primer ministro, Charles Michel, se tuvo que enfrentar ayer a una batería de preguntas en la Comisión de Interior del Parlamento federal para tratar de templar las agitadas aguas. “Todo ciudadano europeo debe responder de sus actos, al igual que el señor Puigdemont, que tiene sus derechos y sus obligaciones; ni más ni menos”, afirmó. “Es una crisis española, no de Bélgica”, afirmó. Michel, aún así, repitió que que “el diálogo” debe ser la base para alcanzar “una solución política duradera”.
Once fueron en total las interpelaciones a las que se enfrentó Michel en un tenso debate. El papel de Bélgica en la derivada internacional del procés, o como algunos parlamentarios definieron como el affaire belgocatalane -asunto belgocatalán-, capitalizó el interés la sesión. El primer ministro, que comanda un Ejecutivo en coalición con la mayoritaria Nueva Alianza Flamenca (N-VA), que se autoproclamaron como “simpatizantes” de la causa de Catalunya desde sus posicionamientos soberanistas con respecto a Flandes, abogó por una posición “de sentido común”. Aseveró que su gobierno se ha movido en esas coordenadas desde que Puigdemont y los exconsellers Ponsatí, Serret, Puig y Comín tocaron a suelo belga el pasado 30 de septiembre. “El Gobierno belga trata con el respeto del Estado de Derecho la situación de todos los ciudadanos europeos”, explicó, más si cabe con un “asunto que está en manos de la Justicia”.
Pese a que la situación de Puigdemonty sus cuatro exconsellers está judicializada, Michel confía en que el tema no siga embarrando a la política de Bélgica y no abra un frente en su Ejecutivo, en el que conviven los nacinalistas flamencos con los socialistas francófonos en un complejo equilibrio interno. “Como primer ministro, considero que no debo pronunciarme sobre las decisiones de la Justicia. Ni en Bélgica, ni en otro país europeo”, subrayó, para posteriormente aseverar que “tenemos un interlocutor”, que no es otro que “el Gobierno de Madrid, de España”.
“Hay que dejar a la Justicia trabajar. Sobre la orden de detención europea el Gobierno no se pronunciará”, añadió, para de esta forma tratar de apaciguar las reticencias que su figura genera en la diplomacia española. Michel se ha erigido en verso suelto entre los premiers europeos a la hora de valorar el conflicto catalán al reclamar “diálogo” frente al apoyo mayoritario del resto de máximos representantes de los Estados de la Unión Europea a las acciones de Rajoy. De la misma forma, ha debido salir al paso de las manifestaciones de diversos ministros del N-VA.
moción en Flandes Mayores simpatías generan las ansias independentistas de Catalunya en Flandes. Sin embargo, el Parlamento regional rechazó una moción presentada por el partido Vlaams Belang para “instar al Gobierno federal a reconocer a Catalunya como un Estado independiente soberano”. Únicamente fue respaldada solo por este grupo minoritario. Mayoritario es el N-VA, que consideró que el Gobierno regional debe “expresarse” sobre este asunto. “Compartimos el mismo espacio político democrático con España y Catalunya. Lo que está sucediendo también es importante para nosotros”, indicó sobre una propuesta que, por el contrario, no suscribieron. - I.F.