Barcelona - Nada más acabar su intervención y la ronda de preguntas, el vicepresident Oriol Junqueras pidió a los periodistas que esperaran unos segundos. “Ahora les vamos a enseñar una cosa”, dijo, sin mayor solemnidad. Acto seguido, entró en la sala de prensa un operario cargando con una urna del referéndum, la primera que se ha visto en público desde que fuera anunciada la votación. Una avalancha de periodistas acudió en tromba al escenario para observar los detalles del recipiente, de plástico blanco traslúcido, y no transparente como suele suceder en las votaciones ordinarias. Lo que quedó claro es que no guardaba ningún parecido con las urnas encontradas en Igualada, o con los recipientes del Estado que está custodiando la Guardia Urbana en Barcelona. De esa manera quedó zanjado que ninguna de esas urnas eran las de referéndum y que, hasta la fecha, el Govern está consiguiendo burlar la acción policial en este terreno. Aun así, resultó evidente que el intento de ocultarse de la vigilancia policial ha provocado que la urna no se parezca tanto al recipiente de metacrilato que tenía en mente el soberanismo como opción ideal. Tampoco es la caja de cartón con la que habían tratado de caricaturizar el proceso desde el entorno de Rajoy.
La urna lleva impreso en negro el escudo de la Generalitat de Catalunya, y está cubierta por una tapa negra que será asegurada con unas bridas rojas. El operario, que no se mostró afectado por tan súbito protagonismo, giró la urna para mostrarla desde diferentes ángulos entre una nube de flashes. Tal fue la expectación, que los miembros del Govern se marcharon por uno de los laterales de la sala casi sin ser advertidos. De ese modo, evitaron ofrecer datos sobre las urnas que hubieran podido comprometer su ubicación y convertirlas en un objetivo fácil. Fue una revelación muy esperada, pero se hizo de manera muy medida. Se desconoce la cifra oficial de urnas, aunque oficiosamente se habla de 6.300. Se da por hecho que se encuentran en los colegios, porque un movimiento sería inviable ahora con tanta vigilancia. El sonido de helicópteros continuó siendo una constante ayer, y el espacio aéreo, salvo los vuelos comerciales, está completamente controlado por las fuerzas de seguridad. - M. Vázquez