GAsteiz - Decía el humorista Groucho Marx que, si a alguien no le gustaban sus principios, podía cambiarlos y ofrecerle otros. Ese lema no se puede aplicar al lehendakari en el nuevo estatus de autogobierno, porque ayer volvió a predicar a favor del pacto con el Estado español aunque el contexto era poco propicio para hacerlo, en puertas del referéndum de independencia catalán y en plena escalada policial de Madrid para evitarlo. En el pleno de política general, Urkullu propuso un modelo confederal de soberanía compartida y ceñirse a la vía vasca.
Esa propuesta implicaría que Euskadi tuviera una relación de igual a igual con el Estado. Sería un salto cualitativo con respecto a la actual invasión de competencias vascas y la judicialización en el Tribunal Constitucional. Consistiría en activar un sistema de garantías que blindara la solución pactada de las discrepancias, sin imposiciones unilaterales y sin que cualquier diferencia quedase al arbitrio de una de las partes. Debería existir una comisión mixta que mantuviera engrasado el pacto y evitara los conflictos y, en caso de que surgieran, resolverlos en un foro paritario.
Reivindicó el derecho de un pueblo a ser consultado, de manera legal y pactada. El lehendakari pidió que se permitan esas consultas si un Parlamento autonómico lo decide con un apoyo mayoritario. De ese modo, la consulta tendría las garantías necesarias. También pidió un diálogo institucional en el Estado para reconocer las realidades nacionales vasca, catalana, gallega y española. Además, reclamó un sistema judicial vasco.
catalunya y la industria El Parlamento Vasco arrancó ayer el curso político con el pleno de política general, una sesión que estuvo condicionada por el proceso catalán y las operaciones policiales del Estado contra el referéndum de independencia. Sin embargo, el pleno no se convirtió en un monográfico sobre Catalunya, sino que los problemas de Euskadi, la reforma fiscal o las dificultades por las que atraviesan empresas insignes como La Naval estuvieron muy presentes en el debate. La convivencia quedó en un plano más discreto.
El lehendakari fijó como prioridad la generación de empleo y la cohesión social, y EH Bildu y Elkarrekin Podemos contraatacaron con la política industrial y La Naval. La sesión volvió a evidenciar la distancia que separa a las dos coaliciones de izquierda y al Gobierno Vasco en puertas de la negociación presupuestaria. El portavoz del partido morado, Lander Martínez, se destacó por su dureza contra el lehendakari, aunque la última intervención de Maddalen Iriarte, de EH Bildu, también fue tensa, acusó al lehendakari de falta de concreción sobre el estatus, y tuvo un cruce de reproches con Joseba Egibar.
El PP, por su parte, volvió a postularse como socio económico del Gobierno Vasco. Como cabía esperar, a Alfonso Alonso no le gustó la propuesta confederal, pero se ofreció para mantener la colaboración en todo lo demás, “en los objetivos que podamos compartir”. Aludió a los Presupuestos, e incluso lamentó que su teléfono lleve meses sin sonar. Puso como condición que no suban los impuestos, y todas sus intervenciones fueron muy distendidas, e incluso en tono de chanza. Se desconoce qué incidencia puede tener en esta mano tendida el futuro de las Cuentas de Rajoy y si el PP espera que el PNV le corresponda en Madrid.
el modelo del concierto Urkullu tomó como inspiración para el nuevo estatus el Concierto Económico, que proporciona a Euskadi una amplísima soberanía financiera para gestionar sus recursos. Quiere llevarlo al ámbito político, una idea que no es nueva. Propone ampliar el catálogo de competencias, que Euskadi mantenga su suficiencia financiera, y una relación bilateral con España, “no interferir y compromiso de pactar”. “Planteo la reflexión sobre un nuevo estatus que reconozca la singularidad de la nación vasca y extienda la experiencia de concertación fiscal y financiera a la relación política, incluyendo un sistema efectivo de garantías para el cumplimiento de lo pactado. Concierto Económico y Concierto Político son dos pilares que permiten llenar del máximo contenido y al mayor nivel los poderes efectivos de Euskadi”, dijo.
El portavoz del PNV en el Parlamento, Joseba Egibar, ofreció alguna pincelada más explicando que todo ello se traduce en una confederación de estados que “conservan su soberanía y se rigen por reglas comunes”. Puso como ejemplo la Unión Europea y concretó que la adhesión debería ser voluntaria. El lehendakari cree que Euskadi está legitimada para proponer este modelo por su singularidad foral. En concreto, cree que tiene un enganche en los Derechos Históricos que reconoce la propia Constitución española y la posibilidad de actualizarlos. Esos derechos legitimarían el “poder constituyente” vasco. Por ello, pidió centrarse en la vía vasca y en las posibilidades que abre.
EH Bildu le apretó por ese flanco preguntando con insistencia si lo que plantea es un Estado libre. La coalición abertzale apuesta por la independencia y se inspira claramente en la vía catalana, lo que deja muchas incógnitas sobre las opciones de acuerdo que pueda haber en el nuevo estatus de autogobierno. El nuevo estatus estuvo ayer muy presente no solamente por el procés, sino porque los grupos van a comenzar a pactar ya, hasta finales de año, las bases del documento.
El PSE, socio del PNV en el Gobierno Vasco, no comparte el derecho a decidir, y hubo términos del discurso de Urkullu que le chirriaron. No obstante, no tuvo ninguna consecuencia porque los dos socios recogieron el nuevo estatus como discrepancia pactada en la coalición y se dieron libertad. No obstante, Idoia Mendia quiso reivindicar el papel de su partido en el Gobierno asegurando que será la garantía de que no se comentan ilegalidades. Queda por ver cómo se gestiona más adelante esta discrepancia en el debate del estatus, donde también será complicado el consenso con otros partidos.
Urkullu apostó en primer lugar por el cumplimiento del Estatuto de Gernika. Dio alguna pincelada del informe de transferencias que se presentará hoy, y cifró en 37 las materias pendientes (31 actualizadas, y 6 nuevas propuestas que han surgido de transferencias que en su momento fueron parciales y de “nuevas realidades”). Para forjar un nuevo estatus, planteó que “el ideal del autogobierno se encuentra en la concordia y la convivencia entre identidades diferentes sobre la base del respeto y reconocimiento mutuo”. Por un lado, pidió ubicar a Euskadi en Europa, de manera que pueda participar en los tratados que afecten a sus competencias, firmar acuerdos bilaterales y participar en las instituciones europeas. Por otro, pidió reconocer a Euskadi como nación y sus derechos históricos como poder constituyente. Después planteó el derecho a ser consultados y llevar el Concierto a las relaciones políticas.
El lehendakari pronunció una declaración institucional sobre Catalunya, en la que avisó de que un conflicto con tanto arraigo social requiere una solución negociada. Defendió que se articulen mecanismos para que los pueblos puedan decidir su futuro y exigió a Madrid que cambie de actitud.