madrid - Una reunión de más de dos horas sirvió para que el PSOE y Unidos Podemos afinaran ayer su sintonía de cara a la nueva etapa colaborativa en el Congreso. Encabezados por sus líderes, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, los principales responsables de las ejecutivas de ambas formaciones mantuvieron un encuentro multilateral de cuyo contenido concreto apenas se supo, aunque puede desembocar en un frente parlamentario de izquierdas para contrarrestar las políticas del PP de Rajoy en el abordaje del procés catalán, la corrupción que asola día sí y día también a los populares y temas de calado social como el desempleo juvenil, las pensiones o el Salario Mínimo Interprofesional, la educación o la vivienda. Establecida una “mesa de colaboración parlamentaria permanente” dotada de una “interlocución preferente”, formar un gobierno del cambio, que es la meta a la que aspira la formación morada, se antoja como un escenario a mucho más largo plazo.
La estrategia parlamentaria conjunta en el Congreso, sin embargo, puede ir acercando posiciones durante la legislatura. Intenciones por ambos bandos hay, pero ni Unidos Podemos ni PSOE lanzaron las campanas al vuelo tras sellar una alianza de corte más coyuntural que estructural. La portavoz morada, Irene Montero, diferenció a las claras los diferentes ritmos de ambos partidos en su intención de desbancar a Rajoy, aunque la alianza en la Carrera de San Jerónimo “visualiza a las claras que podemos avanzar en un gobierno alternativo”.
Otra de las piedras en el camino conjunto será la solución al conflicto en Catalunya, ya que la formación morada considera “insuficiente” la oferta de los socialistas de abrir una subcomisión dentro de la Comisión Constitucional para estudiar la reforma de la Carta Magna, como acordaron los socialistas en la denominada Declaración de Barcelona. Con un listón insalvable por parte de los liderados por Pedro Sánchez, la creación de una “instancia parlamentaria” que se encargue de abordar la crisis territorial es la única solución adoptada por ahora, aunque tampoco se manejen tareas y plazos al detalle. En todo caso, “no se superarán los límites establecidos en la normativa vigente”, auguraron.
En su comparecencia junto a los representantes de las confluencias, representadas por Yolanda Díaz (En Marea) y Xavi Domènech (En Comú Podem), Montero aseveró estar satisfecha por “normalizar” las relaciones entre los partidos de izquierdas tras años de enfrentamiento abierto, que en ocasiones ha derivado en episodios dialécticos subidos de tono en el Congreso. No en vano, afirmó que la existencia de esa alianza parlamentaria “a quien más va a poner nervioso es a Rajoy y al PP”. En todo caso, la mesa de trabajo conjunta acordada ayer nace con la vocación de “fortalecer acuerdos”, pero también de “gestionar los desacuerdos” que puedan ir surgiendo.
Apuesta por la eficacia De hecho, Margarita Robles puso más el foco en la posibilidad de impulsar medidas sociales que en abordar los asuntos en los que el PSOE pueda verse empantanado ante Unidos Podemos, como puede ser dar cauce al procés catalán a través del referéndum. “La prioridad del PSOE es la agenda social. El rescate a los jóvenes, la subida salarial, los parados de larga duración, los ingresos mínimos...”, enumeró como materias a abordar “de forma urgente ante el incremento de la desigualdad”. Conscientes del “veto que impondrá el PP” a sus iniciativas, y de la necesidad de ser eficientes en sus planteamientos, Robles apostó por el pragmatismo con “soluciones y resultados” como método de trabajo de una mesa conjunta para la que no cierra las puertas a otros partidos. “Todas las fuerzas parlamentarias que apuesten por la agenda social serán socios prioritarios del PSOE”, vaticinó.
Atacar el “inmovilismo” del que hace gala el Ejecutivo de Rajoy es el diagnóstico en el que coinciden tanto Unidos Podemos como PSOE, que abren una nueva etapa de colaboración que ambos esperan que sea fructífera. Lo que no parecen vislumbrar es una moción de censura a corto plazo para hacer efectiva la salida de los populares del Gobierno español, tal y como reconoció Montero y Robles confirmó minutos después. Arranca, eso sí, una nueva etapa en las relaciones entre los dos referentes de la izquierda estatal a la que ninguno de los dos pone fecha de caducidad, pero tampoco objetivos definidos. - DNA