madrid - El fiscal general del Estado, José Manuel Maza, propondrá a Alejandro Luzón como nuevo fiscal Anticorrupción en sustitución de Manuel Moix, que dimitió el pasado mes de junio tras conocerse que disponía en compañía de sus hermanos de una sociedad opaca en Panamá. Luzón se impuso de este modo a la ex fiscal superior de la CAV María Ángeles Montes, y al fiscal del Supremo Pedro Crespo, que componían el trío de máximos candidatos a ocupar la plaza vacante tras la marcha de Moix.

Maza tomó la decisión tras la reunión del Consejo Fiscal, donde Luzón obtuvo ocho votos al ser apoyado por los seis consejeros que representan a la conservadora Asociación de Fiscales y también por el fiscal jefe de Inspección, José Cartagena, y el fiscal jefe del Tribunal Supremo, Luis Navajas, que son miembros natos de este órgano de carácter consultivo. El fiscal jefe de lo Contencioso-Administrativo en el alto tribunal y actual jefe de Moix, Pedro Crespo, obtuvo el voto de los tres consejeros de la Unión Progresista de Fiscales; mientras que María Ángeles Montes, fiscal del Supremo que según algunas fuentes era en principio la favorita de Maza no logró ningún apoyo.

El fiscal general del Estado se había comprometió al inicio de su mandato a no proponer el nombramiento a la cúpula fiscal de ningún candidato que no hubiera obtenido al menos un voto en el Consejo Fiscal. Montes, no adscrita a ninguna asociación, pagó la polarización entre conservadores y progresistas y el hecho de no haber recibido ni un solo voto hizo que Maza tuviera que cumplir su palabra dejándola sin ninguna posibilidad de acceder al cargo.

Lo cierto es que el gran favorito a priori era Alejandro Luzón, que el pasado mes de febrero también encabezó todas las quinielas, pero entonces, y en una determinación que muchos no llegaron a entender, Maza se decantó por Moix como sustituto de Antonio Salinas.

Un hombre tranquilo Ahora, con esta decisión de Maza, Alejandro Luzón volverá a la Fiscalía que vio nacer, donde se mueve como pez en el agua con una imagen de fiscal tranquilo e incisivo que llevó con pulso firme a los tribunales a personajes como Luis Roldán, César Alierta o Rodrigo Rato.

Aseguran quienes le conocen que a Luzón (Madrid, 1964) cinéfilo, motero y madridista, solo le tiembla el pulso cuando pierde su equipo, pero no ante los presuntos corruptos, que agradecen sus formas pero se ven a menudo sorprendidos por las palabras con las que las acompaña. Hasta cuando echa la bronca, lo hace con modales. Sosegado en el ritmo pero implacable en el contenido, Luzón fue de los que inauguraron la Fiscalía especial en 1995, donde estuvo hasta que en 2015 la fiscal general Consuelo Madrigal le designó a su lado como teniente fiscal de la Secretaría Técnica.

En esos 20 años persiguió al exdirector de la Guardia Civil Luis Roldán en la causa de los fondos reservados, a César Alierta en el caso Tabacalera y, más recientemente, empezó llevando el caso Pujol y se encargó de Bankia y su derivada de las tarjetas black, donde consiguió condenar a Rodrigo Rato.

Hijo y hermano de fiscales (su padre, José María Luzón, llegó a ser teniente fiscal del Tribunal Supremo), Luzón entró en la carrera fiscal en 1989 y antes de perseguir la delincuencia económica estuvo seis años en las fiscalías de Toledo y Madrid. En esta última y a punto de pasar a Anticorrupción, seguramente perdió algo los nervios el 29 de abril de 1994, cuando Roldán no se presentó ante la jueza de Madrid que, dos días antes, le había retirado el pasaporte a petición suya. Unos meses después vio cómo le detenían en Bangkok y ese mismo año entraba en la recién creada Anticorrupción, a la que ahora vuelve pero en la que realmente no ha dejado de estar, puesto que seguía, desde la Fiscalía General del Estado, llevando el caso Bankia.

“Yo tengo claro mi candidato: Luzón”, decía hace unos días uno de sus antiguos compañeros, que esperan su regreso tras unos meses convulsos dignos del más clásico “western” con enfrentamientos abiertos entre el “sheriff” Moix y sus agentes que seguramente quedarán en el pasado. - Efe