Bilbao - ¿Qué cuadro psicológico presentan quienes han sufrido un atentado terrorista?

-El 100% de la población recibimos un impacto psicológico cuando estamos ante una inminente pérdida de la vida, como es el caso de un atentado. Esa reacción es similar en todos, pero un 25% puede quedarse en ese estado. Cuando ese shock ha sido causado intencionadamente por otro ser humano, ese porcentaje sube al 40%. Y genera un cuadro clínico muy característico: trastorno por estrés postraumático.

¿Qué sufren quienes están sumidos en el estrés postraumático?

-Mantienen un estado de alerta permanente, aunque vivan en una aparente normalidad. Se sumen en la vulnerabilidad ante situaciones cotidianas. Pueden tener conductas vigilantes de tipo paranoico, evitan ciertos lugares... A nivel de personalidad se produce un desequilibrio. Dejan de ser como eran aunque su familia, su trabajo o su ciudad sigan siendo las mismas.

¿Tienden a normalizar su situación cuando no es normal?

-A nivel personal se rompen sus creencias. Se añade el sentimiento de abandono e injusticia por parte del Estado y los políticos, como por ejemplo cuando al de un tiempo la ley no los respalda. Hay una victimización primaria, la del afectado, y una secundaria, la que padece una víctima del terrorismo por ser víctima del terrorismo.

Hay víctimas que no exteriorizan su sufrimiento. ¿A qué se debe?

-A veces las reacciones agudas se dan inmediatamente después y quedan como cronificadas. Otras personas, en cambio, parece que las metabolizan. Pero la persona es más que el trastorno que sufre. Conozco víctimas de Hipercor que no han vuelto a una tienda, a un cine o a un hotel. E igualmente, evitan hablar o pensar del tema, porque reexperimentan su sufrimiento.

La casuística será amplia pero, ¿qué ayuda se les puede prestar?

-Los psicólogos tenemos técnicas para acceder a esa memoria que ha quedado anclada. Podemos intentar que sean capaces de restaurar esos recuerdos, pero que no los reexperimenten. Solo podemos procesar esa memoria para que pase a ser como un mal recuerdo.

Todos los atentados son duros, pero lo experimentado en el de Hipercor debió de ser durísimo...

-Tiene varios elementos característicos. Primero está la repercusión social. No son militares, ni mossos, ni ertzainas. Fue un atentado sobre civiles y en un supermercado, un lugar que no es peligroso. Después está todo lo que vivieron allí; el infierno que vivieron les generó mucha memoria sensorial. Después está la repercusión política, ya que se sintieron abandonados. Hay víctimas que no tienen indemnización por plantearla fuera de plazo.

Mañana se recuerda el 30 aniversario de un día que cambió las vidas de las víctimas...

-Conozco a un chico que sufrió el atentado que siempre había evitado ver noticias o pasar por Hipercor. Decidió ir a uno de los homenajes y acabó en urgencias. A partir de ahí se rompió el equilibrio precario en el que vivía. Hay afectados del atentado que empiezan a ponerse mal, sobre todo los familiares, en junio. Es el peor mes de todos, cuando el duelo es más intenso.

Las víctimas nos dan toda una lección al seguir con sus vidas.

-No es porque tengan un distintivo genético especial, pero te enseñan que más allá de los miedos y el sufrimiento causado han continuado con su vida. Mejor o peor, pero han continuado. Este es el mensaje más importante que nos ofrecen.