barcelona - El lehendakari Iñigo Urkullu y el president de la Generalitat de Catalunya, Carles Puigdemont, coincidirán este próximo lunes en Barcelona durante el acto de recuerdo a los asesinados y afectados por el atentado de Hipercor perpetrado por ETA hace treinta años.

El acto está organizado por la Asociación de Víctimas Catalanas de Organizaciones Terroristas y se celebrará el mismo día en el que se cumplen tres décadas desde que el comando Barcelona de ETA hiciera estallar un coche-bomba en el aparcamiento del centro comercial de la ciudad condal, matando a 21 personas e hiriendo a 45 en lo que ha sido la mayor masacre de la banda en toda su historia. Dos días antes, el sábado, el Ayuntamiento de la ciudad realizará otro acto de homenaje a las víctimas y una exposición.

La delegación del Gobierno Vasco estará encabezada por el lehendakari, que estará acompañado por el secretario de Paz y Convivencia, Jonan Fernández. Si bien no hay previsión de que vayan a mantener una reunión formal, el acto propiciará el encuentro entre los dos presidentes autonómicos tras el reciente acuerdo de los Presupuestos Generales del Estado para 2017 entre el PP y el PNV que ha permitido a Mariano Rajoy sacar adelante las Cuentas de este año y garantizarse la estabilidad para buena parte de la legislatura. En ese marco de la negociación presupuestaria llegó el acuerdo entre los Gobiernos español y vasco sobre el Cupo, con el que se aseguraba la paz fiscal para varios años entre ambos ejecutivos.

Estos acuerdos no fueron del agrado de una parte del independentismo catalán ni del propio president Puigdemont que el pasado 12 de mayo llegó a decir ante los medios de comunicación: ”Como se ha visto últimamente hay quien cobra por ser español y hay quien paga por serlo”. No hubo replica directa por parte del lehendakari ni de nadie de su Ejecutivo pero el comentario de Puigdemont sentó a cuerno quemado en el Gobierno Vasco. Fue la primera vez que, en público, uno de los dos gobiernos, históricamente siempre muy cercanos por su complicidad en la defensa de sus autogobiernos, afeaba una actuación del otro y le acusaba de ser un aliado del Ejecutivo español.

Un mes y una semana después de aquella incidente, Puigdemont y Urkullu tendrán ocasión de confrontar sus visiones, aunque no parece que sea el momento más oportuno para entrar en controversias políticas al tratarse de un homenaje a las víctimas de ETA. - H.U.