MADRID - Podemos rebajó ayer considerablemente su apoyo al referéndum unilateral de independencia. Tanto, que terminó por desmarcarse por completo de una consulta catalana que no le parece legal y cuyos resultados no podrían aplicarse. A lo sumo, cree que tiene validez como ejercicio de protesta y que no debe criminalizarse, pero no puede ser vinculante. Ese matiz ya lo aportó la semana pasada y no es novedoso que defienda una consulta pactada, pero ayer lo hizo de manera contundente y no ahorró calificativos para asegurar que el referéndum “no va a ser serio, fiable ni aceptable”. Lo que defiende Podemos es que sea una consulta acordada con el Estado. A la espera de que los comunes de Ada Colau fijen postura, todo apunta a que Junts pel Sí y la CUP van a hacer su camino en solitario cuando el president Puigdemont anuncie el viernes la fecha y la pregunta.
El secretario general del partido morado, Pablo Iglesias, quiso dejar claro ayer que, aunque la consulta “puede ser un ejercicio legítimo” para expresar políticamente “un deseo”, “no es un referéndum aceptable”, ya que para ser “serio y viable” debe ser legal y pactado. “Eso no será un referéndum legal, ni verificable, ni servirá para ejercer el derecho a decidir. Puede ser una manifestación legítima que no se debe criminalizar, pero no un referéndum legal”, aseguró en una entrevista en Radio Nacional. Frente a su posición, el Govern de Carles Puigdemont entiende que, ante la negativa de Madrid a pactar la consulta, Catalunya está legitimada para convocar un referéndum unilateral. No será un mero ejercicio de protesta, sino que tiene intención de decretar la independencia si esa opción triunfa en el plebiscito. Podemos no cree que la consulta sea vinculante.
“Nuestra posición es clara”, dijo ayer Iglesias, antes de señalar que, aunque la consulta “puede ser un ejercicio legítimo de una propuesta política”, un referéndum tiene que ser “pactado, viable, verificable y con consecuencias jurídicas”. “Lo que quiere hacer el presidente de la Generalitat puede ser aceptable como manifestación política, pero no es un referéndum aceptable”, zanjó.
EL PACTE, en segundo plano Sus declaraciones llegan en un momento en que la vía unilateral no tiene vuelta atrás. Como síntoma de la nueva fase en la que ha entrado la política catalana, el Pacte Nacional pel Referèndum en el que sí están los comunes y Podemos y que ha estado recogiendo firmas para que Madrid acuerde una consulta vinculante pasó ayer a la segunda fila y tendrá una actividad residual, con un ojo entreabierto por si en los próximos meses surgiera una oferta de diálogo del Estado. No se disuelve formalmente, pero sí a efectos prácticos. El comité ejecutivo presentó ayer una declaración que pide que la plataforma no se disuelva y siga como “plataforma de debate” de los partidarios de una consulta acordada con el Estado. La declaración se debatió ayer en la reunión con los partidarios del derecho a decidir e insta a la Generalitat y al Estado a “continuar buscando los caminos del diálogo necesario”. Esto supone no posicionarse sobre la vía unilateral y dejar ese camino al Govern.
Es el último trabajo que ha realizado el comité del Pacte, ya que sus ocho miembros, con Joan Ignasi Elena al frente, han decidido dejar sus cargos. Desde la CUP dijeron que ya se ha intentado “lo imposible, el referéndum pactado”, y que ahora toca poner fecha y pregunta a una consulta sin adjetivos. - DNA