Iruñea - Adornados por una multitud de banderas navarras repartidas por la organización, y varias española más espontáneas, miles de personas se concentraron ayer en Iruñea para protestar contra el Gobierno del cambio en Nafarroa. Una movilización impulsada por la derecha política y social a la que se sumaron también los principales dirigentes del PSN, y que tuvo a la enseña ofical de la comunidad como reclamo principal de una cita que sin embargo dejó ver una visión excluyente y uniforme de Navarra. Durante la misma se profirieron proclamas contra la presidenta Uxue Barkos y vivas a Navarra.

La bandera, “la de todos”, como han subrayado los propios organizadores de la manifestación, acabó convertida así en ariete contra el Ejecutivo foral de Barkos. Argumento de una marcha que sin embargo esconde también intereses políticos claros que UPN trató de aprovechar al máximo asumiendo el grueso de la organización. Suyos fueron el medio centenar de autobusus gratuitos habilitados por el sur de la comunidad, y suya era la bandera de 21 metros cuadrados que decoraba el escenario central.

Fue en cualquier caso una movilización sin incidentes, en la que los grupos extremistas adheridos apenas se dejaron ver más allá de alguna bandera de corte ultra. Los manifestantes secundaron las recomendaciones de los organizadores, que habían pedido expresamente que no se portaran banderas preconstitucionales en un cita que estuvo además muy custodiada además por la Policía Nacional, que controló todos los accesos al recorrido para evitar posibles choques entre manifestantes y contramanifestantes que apenas se dejaron notar.

La marcha quedó sin embargo lejos de la movilización de 2007 contra el Gobierno de Zapatero y que reunión a cerca de 47.000 personas (más de 100.000 según UPN y PP). En esta ocasión lo hicieron 14.800 personas, según el cálculo realizado por el Grupo Noticias en base al espacio ocupado al inicio de la marcha, una cifra similar a la que calculó la Policía Municipal, y que los organizadores, según datos de la Delegación del Gobierno, ampliaron hasta 25.000 personas. Esre es un dato que matiza el éxito que los organizadores apuntaron ayer ante el gran número de gente concentrada en el centro de la capital. Un recorrido muy breve, de apenas 590 metros, que se completó en su totalidad, y que llevó a algunos manifestantes a incorporarse directamente al final sin transitar el recorrido.

Para entonces la cabecera había partido con algunos minutos de retraso de la puerta del Parlamento tras una pancarta portada por representantes de los “colectivos civiles” que promovían la marcha, pero tras los que estratégicamente se situaron los principales líderes de UPN y PP. Allí estaban Javier Esparza o Ana Beltrán, junto a quienes se situo el líder de Ciudadanos en Navarra, Carlos Pérez-Nievas. Al margen quedó la dirección socialistas, que envió una nutrida representación encabezada por su secretaria general, María Chivite, pero que se colocó lejos de la cabecera evitando fotos que pudieran ser incómodas en el futuro.

Fue Patxi Mendiburu, ideológo de la cita, quien asumió el protagonismo principal del acto, al que quiso dar un toque plural con continuas apelaciones al euskera. Saludó con un “arratsaldeon”, recitó varios bertsos del “bertsolari español” Peio Urquiola y hasta invitó a los asistentes a cantar la popular canción de Txoria Txori de Mikel Laboa.