Pamplona - Los trabajos de prospección y exhumación llevados a cabo en la fosa común localizada entre Burutain y Ostiz, en el Puente de Arleta de Nafarroa, han permitido a la Sociedad de Ciencias Aranzadi encontrar los restos de un total de seis fugados del Fuerte de San Cristóbal en 1938. La exhumación continuará hoy y no se estima que pueda haber más cuerpos enterrados debajo de los que ya se han encontrado, pese a que el hombre de 87 años que presenció el asesinato cuando tenía 7 años, Martín Laguardia, subrayó que creía haber visto a “diez o doce personas” fusiladas.

La consejera de Relaciones Ciudadanas e Institucionales del Gobierno navarro, Ana Ollo, acudió ayer al lugar, acompañada por el director general de Paz, Convivencia y Derechos Humanos, Álvaro Baraibar, y por el jefe de la Sección de Memoria Histórica, José Miguel Gastón. Además, estuvieron presentes algunos familiares de fusilados durante la fuga o personas desaparecidas durante la Guerra Civil, y también asistió un grupo de 60 alumnos de diversos centros educativos.

Emocionada, Montserrat Sanz, nieta de Andrés Rodrigo de Benito, uno de los presos fugados que fueron asesinados, acudió hasta Burutain desde Cuéllar (Segovia) para presenciar la exhumación de los restos. Subrayó que “en realidad es una suerte que mi abuelo esté en una fosa por Navarra porque en otras comunidades los gobiernos autonómicos no hacen nada por recuperar a estas personas y su dignidad”. Rodrigo de Benito fue encarcelado en Segovia cuando era concejal del Frente Popular. “Después de un tiempo lo trasladaron a Ezkaba, donde participó en la fuga, y en una de estas fosas acabó”, señaló Sanz.

Por otro lado, agradeció “enormemente” la colaboración de Martín Laguardia en la localización de esta fosa común, una “tarea inmensa y muy memorable que se quedará en la eternidad”. Explicó que el mapa de fosas ha sido posible “gracias al testimonio de personas que presenciaron los asesinatos”. “Esto es un ejemplo para que otras personas que sigan vivas y puedan saber algo se animen a contar todo lo que recuerden porque es una forma de dignificar a aquellos que perdieron la vida y también de dar descanso a las familias de fusilados”, agregó.

Jesús Sarmiento, sobrino de fusilado, y su mujer, Maite Segura, también acudieron a la exhumación de los restos. “En cuanto nos hemos acercado a la fosa, he tenido un presentimiento”, comentó Sarmiento, quien sigue esperanzado en encontrar a su tío Manuel Martínez Estrada, asesinado durante la fuga del Fuerte. “La hermana de Manuel, mi suegra, habló por primera vez de este hermano y de otro que había desaparecido hace ahora cinco años; fíjate hasta cuándo dura el miedo que les infundieron entonces”, señaló Segura, quien agradeció la labor de asociaciones como Txinparta, la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra o Aranzadi por su trabajo en la recuperación de las identidades de todas las personas que sufrieron la represión de la Guerra Civil. “Lo único que pretendemos ahora es conocer las circunstancias de su vida y tener los restos para concederle una sepultura digna”, subrayó. Su marido añadió: “Lamentablemente, estas acciones de recuperación llegan 80 años tarde”. “No debemos olvidar lo que ocurrió; tenemos que dignificar a todas estas personas que perdieron la vida por sus ideales”, concluyó.

También quiso participar Martín Laguardia, cuyo testimonio permitió localizar la fosa común. “Hoy estoy más tranquilo que el lunes”, admitió, aunque sin dejar de mirar perplejo los restos de los fusilados, a quienes vio cómo asesinaban siendo un niño. “Estoy contento por ver que se ha podido encontrar a estas personas con lo que dije”, añadió. La consejera Ana Ollo agradeció la “difícil labor de Martín” de dar su testimonio casi 80 años después. “Los familiares de asesinados necesitan verdad, justicia y reparación”, sentenció.