Bilbao - El primer director general de Instituciones Penitenciarias de la democracia, nombrado en marzo de 1978, e impulsor de la Ley General Penitenciaria de 1979, Carlos García Valdés, se ha mostrado favorable a un “acercamiento progresivo de presos de ETA a cárceles del País Vasco” una vez sea efectiva la entrega de armas y su plena disolución, y siempre que haya un “sometimiento” al Código Penal. “En el caso de entrega de armas y disolución, se podría plantear un acercamiento progresivo a las prisiones del País Vasco”, dijo en declaraciones a UDIMA Media, tras intervenir el pasado viernes en el I Congreso Nacional Penitenciario en la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA).

Valdés, que sufrió un intento de atentado en Madrid en 1979 del que salió ileso gracias a la intervención de su escolta, defendió la apuesta que se hizo en aquellos primeros compases de la democracia por impulsar una “legislación penal humanitaria” que favoreciera la reinserción social de los reclusos. El catedrático de Derecho Penal de la Universidad de Alcalá de Henares sostuvo que la posibilidad de acercamiento “no es nada nuevo”, ya que en la etapa en la que dirigía Prisiones, con el Gobierno español presidido por Adolfo Suárez, “y con una ETA militar irreductible”, se ofreció una “salida” a la ETA político-militar en la IV Asamblea.

Carlos García Valdés hizo estas declaraciones una semana después de que activistas afines a la izquierda abertzale anunciaran que el 8 de abril ETA estará totalmente desarmada. “En estos momentos habría que ver si realmente la gente que deja las armas, cuando las deje y las entregue, son los mismos que en Instituciones Penitenciarias quieren pedir perdón y someterse a las disposiciones del Código Penal. Si es así, se podría plantear por Prisiones un acercamiento”, aseveró.

Sería, añadió, “lo contrario” a lo que él gestionó, concentrando a los presos de ETA en Soria y a los del GRAPO en Zamora. “Ahora mismo tengo la duda de que, sin más que este anuncio, se pueda plantear esa política penitenciaria”, agregó. - E. Press