vitoria - La entrega de las armas por parte de ETA es una “posibilidad cierta” pero no exenta de riesgos. Así lo advirtió ayer el secretario de Paz y Convivencia del Gobierno Vasco, Jonan Fernández, quien aseguró que una “sobreexposición mediática pone en riesgo un proceso, una acción como es el desarme final de ETA, que es muy delicado y se desarrolla en unas circunstancias precarias”. “Todo el mundo hablando todos los días, a todas horas, en todos los medios, genera una ebullición que es imposible de controlar -señaló-; lo contrario es lo más conveniente”.

En una entrevista en Radio Euskadi, Fernández admitió no sentirse “cómodo” con la rueda de prensa que los intermediarios o grupo de Luhuso ofrecieron ayer en Baiona, a la que se refirió como “sobreexposiciones mediáticas y sobreactuaciones” en torno al desarme de la banda. “Yo no soy nadie para decir a otros si tienen que dar o no una rueda de prensa, pero lo que sí puedo decir es que, en general, todos debemos hacer un esfuerzo por mantener la discreción y pedirla también”, aseguró.

Para el responsable de Paz y Convivencia del Ejecutivo de Iñigo Urkullu, la clave se encuentra en la propia naturaleza del desarme, que será “definitivo, sin contrapartidas y legal”, lo que supone, a su juicio, una novedad. La consecuencia es que este proceso, que tiene fijado su momento clave el próximo 8 de abril, ha puesto de acuerdo a todos los actores implicados. “En este momento existe una coincidencia general en aprobar, aceptar, un desarme final de ETA de estas características”, explicó, por lo que urgió a preservar ese consenso “entre actores políticos e institucionales muy diferentes”.

“De aquí al 8 de abril queda mucho tiempo, tres semanas, lo que supone mucho riesgo y, por lo tanto, es fundamental que cuidemos esa coincidencia general en torno a este valor y lo llevemos a buen puerto”, dijo. Por ello, aseveró que “es de sentido común” frenar la atención mediática y la ebullición informativa, que suponen el mayor riesgo para el mencionado consenso. “Creemos que es mucho mejor para el buen término del desarme final de ETA que se actuara con la máxima discreción y con la máxima mesura”, insistió.

El llamamiento realizado por los intermediarios para que los ciudadanos vascos acudan al acto del desarme, el 8 de abril en Baiona, parece ir en contra de los deseos expresados por Fernández. Éste reclamó que “cuanta más seriedad le demos a este asunto y cuanta más discreción se emplee, mejor. Hagamos todos el esfuerzo para que sea un proceso serio, discreto y gestionado de manera responsable”. Mientras, el Gobierno Vasco se está afanando en “hablar con representantes institucionales, sociales y políticos” para intentar que “esa coincidencia general en torno a un desarme final de ETA legal, definitivo y sin contrapartidas, se mantenga y llegue hasta el final con seriedad y discreción”.

Sin contrapartidas Jonan Fernández subrayó que el Ejecutivo vasco “no colaboraría” con un proceso que buscara contrapartidas o que incluyera la destrucción de las armas. Así, se mostró confiado y dijo que, “si todo discurre como debe discurrir”, el 9 y 10 de abril se estará “en otra situación y se mirará a la historia y el desarme de ETA como a una cuestión del pasado”. Será “un escenario diferente del que se derivarán consecuencias”, pero consideró “perverso pretender hablar de una relación causa-efecto entre el desarme y otros planteamientos políticos”.

Defendió por tanto que se produzca un cambio en la política penitenciaria “al margen del desarme”, y no como “una contrapartida condicionada al desarme, eso lo tenemos descartado”. “La política penitenciaria merece una reflexión y un cambio que, a poder ser, debe hacerse de acuerdo entre las instituciones vascas y el Gobierno del Estado”, zanjó.