bilbao - El sindicato ELA entró ayer de lleno en el debate presupuestario para avisar a las formaciones de izquierda de que no pueden apoyar las Cuentas del Gobierno vasco para este año. La central liderada por Adolfo Txiki Muñoz ha llegado a esa conclusión porque no se ha producido una reforma fiscal que incremente la presión en forma de impuestos sobre las rentas altas y las empresas, y porque ese escenario ha provocado, a su juicio, que el gasto social sea muy bajo y se haya redactado un proyecto “neoliberal”. Por todo ello, concluyó que “EH Bildu y Podemos se tienen que negar a aprobar estos Presupuestos”. El sindicato también les afeó que hayan hecho posible la aprobación de los Presupuestos en Álava, que vieron la luz recientemente gracias al aval expreso de la coalición abertzale y la abstención de parte de la bancada morada. A su entender, “no es un ejemplo de progreso social”.
Muñoz se expresó en esa clave en una rueda de prensa celebrada ayer en Bilbao, donde su intervención añadió presión a EH Bildu para que ejerza una oposición pura y dura al gabinete de Iñigo Urkullu, sin concesiones en el plano económico. El marcaje no afecta tanto a Elkarrekin Podemos, porque ya se ha posicionado con claridad como alternativa al PNV y ha enfatizado sus discrepancias con el proyecto presupuestario del consejero Pedro Azpiazu.
La izquierda abertzale ha tratado de mostrar un perfil conciliador y pragmático en las últimas jornadas, rebajando sus exigencias en la negociación a que el gabinete PNV-PSE ponga sobre la mesa un compromiso con una futura reforma fiscal, y no tanto a que se produzca de inmediato. Asume que esa reforma, que corresponde a las Juntas Generales de los tres territorios, no se puede tramitar a tiempo para las Cuentas y que no tendrá efectos hasta el próximo año. Desde el Gobierno Vasco quieren lograr un acuerdo lo más amplio posible, que incluya a EH Bildu y PP, pero las experiencias pasadas les hacen desconfiar del posibilismo de la izquierda abertzale. Esperan que no sea una estrategia para después desmarcarse de la negociación planteando condiciones de máximos sobre la reforma fiscal y asegurando que el culpable del desencuentro es el PNV. Confían en que las opciones de acuerdo tampoco se malogren por las presiones sindicales y por un eventual afán de marcar perfil.
Las declaraciones de ELA llegan en la antesala de que hoy mismo arranquen las conversaciones. Bildu continuó mostrando ayer una predisposición a negociar por boca de Iker Casanova y está dispuesta a salir de su “zona de confort”, aunque a día de hoy su voto sigue siendo negativo. Volvió a citar el requisito de la reforma fiscal, y añadió seis condiciones sobre el capítulo del gasto que van desde la creación de empleo público en sanidad y educación hasta la complementación de las pensiones o un plan de rescate para los 70.000 parados de larga duración. La cita con el consejero Azpiazu arrancará hoy a las 12.00 horas y tendrá lugar en Lakua. El consejero no tiene prevista ninguna comparecencia posterior. Esta primera ronda tiene por objeto escuchar a los grupos y analizar con quiénes es posible pactar. También se reunirá con Elkarrekin Podemos, a las 16.30 horas, y mañana recibirá al PP, a las 12.00 horas. Quedan por delante tres semanas, porque el plazo para presentar enmiendas a la totalidad acaba el 23 de marzo, pero no se votarán hasta el día 30. Después se abordarían las enmiendas parciales, y el 11 de abril se produciría la votación definitiva.