Gasteiz - El Gobierno Vasco tiene una deuda cercana al 100% de su presupuesto, de alrededor de 10.000 millones de euros, una cantidad que según Pedro Azpiazu “no debe escandalizar a nadie” porque está por debajo de la media de su entorno y porque, tras la crisis de la prima de riesgo de hace tan solo unos años, al Gobierno Vasco le cobran el dinero a día de hoy al 2%, un tipo “más que razonable”, a su juicio. Así, en 2017 se ha previsto el pago de 1.036 millones de euros de deuda, algo menos que el año pasado, de los que 788 se dedicarán a amortizar los préstamos y otros 248 al pago de intereses.
Con estas reservas en el proyecto de presupuestos se cumple con lo estipulado en el Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza de la Unión Económica y Monetaria y en la Ley Orgánica de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera. Para 2017, el objetivo de déficit acordado con el Estado es del 0,6% del PIB y el endeudamiento debe descender hasta el 13,8%. En el proyecto presupuestario presentado ayer la deuda copa el 9,4% de los gastos.
En total, el aumento del dinero disponible en 2017 era de 230 millones de euros con respecto a 2016, aunque el Ejecutivo decidió amortizar deuda hasta dejar el incremento en 126 millones. En cuanto a la fuente de financiación del Gobierno, dado el carácter foral de los territorios de la CAV, un 82,3% de los mismos, 9.103,2 millones de euros, proviene de las aportaciones de las diputaciones alavesa, guipuzcoana y vizcaína.
Por otro lado, Azpiazu destacaba ayer la relevancia que se ha querido dar a la inversión como una herramienta para fomentar la actividad económica y el empleo, y en ese sentido las cuentas para 2017 elevan estos capítulos en 43 millones de euros hasta alcanzar los 1.239 millones. Si se excluye de este cómputo la encomienda de gestión de las obras de la Y ferroviaria, la cantidad se queda en 889 millones.
Según explicó Azpiazu, las cuentas se han elaborado teniendo en cuenta un contexto global marcado por el crecimiento moderado y las incertidumbres que generan el cambio del modelo de crecimiento de China, el Brexit o las elecciones en diversos países europeos, así como el previsible impulso proteccionista en Estados Unidos. - T.D.