gasteiz - El candidato a lehendakari Iñigo Urkullu tomó la palabra tras la intervención de Maddalen Iriarte y construyó un discurso de gestión y de continuidad con la labor emprendida hace cuatro años frente al tono más reivindicativo de su adversaria. Desdeñó los “planteamientos irrealizables o insostenibles” y planteó un proyecto “sostenible, con sensibilidad social y viabilidad económica para convertirlo en realidad”. Revalidó ayer en el pleno de investidura su apuesta por el empleo y la reactivación económica y presentó el pacto entre PNV y PSE como un acuerdo de país extensible al resto de las formaciones políticas vascas. Además, incidió en la necesidad de que Euskadi sea reconocida como nación y abogó por la profundización del autogobierno y la reforma del Estatuto de Gernika antes del final de esta legislatura.
Buena parte de los 70 minutos del discurso inicial de Urkullu estuvo centrada en la economía, en concreto, en el empleo y la reactivación económica, la “prioridad” de su ejecutivo. Se comprometió a mantener el “rigor económico y presupuestario”, y combinarlo con un modelo de desarrollo basado en políticas de estímulo e inversión productiva, sin perjuicio de la cohesión y justicia social que, según señaló, será el “componente irrenunciable” para el futuro de Euskadi, así como el de ser competitivos. A su juicio, el crecimiento económico y el empleo son “la mejor política social”.
El lehendakari se comprometió a aprobar un nuevo Programa Marco de Empleo y Reactivación Económica 2020, y, en concreto, se destinará una dotación de 8.500 millones en el horizonte 2020. También hizo otros compromisos como la reforma y modernización de Lanbide; desarrollo de proyectos industriales estratégicos; apoyo al emprendimiento; planes locales y comarcales de empleo; formación dual; apoyo a las pymes y autónomos; promoción del turismo y el comercio local; impulso de la inversión en infraestructuras y la movilidad sostenible y el desarrollo de Euskadi como nodo logístico del Eje Atlántico Europeo.
Defendió en varias ocasiones las bondades del acuerdo entre jeltzales y socialistas y abogó por alcanzar un “nuevo pacto estatutario de futuro” con el Estado, que sea aprobado por consenso por el Parlamento Vasco y ratificado por la sociedad vasca en un referéndum. Convencido de que “ninguna solución es mejor que una acordada”, planteó que sea la Cámara vasca, en una reactivada Ponencia de Autogobierno, el que proponga “con el máximo consenso posible” un “nuevo pacto estatutario de futuro” al Estado.
no a la vía catalana Insistió en que “Euskadi es una nación que debe ser reconocida” y que, además, “necesita mecanismos de bilateralidad efectiva que garanticen lo pactado con el Estado”. También hizo hincapié en el respeto a los principios “de legalidad y democráticos”, y mantuvo su defensa “de la capacidad de decidir” de Euskadi y de la “obligación de pactar” del Estado.
Rechazó la vía catalana y en concreto “el modelo de la CUP” que defiende EH Bildu, que “no es bueno para Euskadi”. En este sentido, recordó que ya debatió sobre esto con el parlamentario de la coalición y exlíder de Sortu, Hasier Arraiz, que le invitó a seguir la senda iniciada por el entonces president catalán Artur Mas. “Ya le dije, tengo mis dudas de dónde va a quedar el señor Mas”, manifestó, para apuntar que EH Bildu “defiende el modelo CUP, acuerdos que no garantizan estabilidad”. “No es bueno para Euskadi, es inestabilidad y es tensión permanente. Yo no lo comparto ni en el diagnóstico ni en la estrategia ni en los objetivos ni en la actitud”, explicó.
La economía, una prioridad. El empleo y la reactivación económica ocuparon buena parte del discurso matinal de Iñigo Urkullu. Abogó por mantener el rigor económico y presupuestario, apoyar el ciclo de crecimiento vinculando la capacidad económica a la inversión productiva con políticas de estímulo e inversión productiva. También se comprometió a un nuevo plan de empleo dirigido a los jóvenes.
Políticas sociales. Se comprometió a garantizar las ayudas de Emergencia Social, promover una normativa que haga frente a la pobreza energética, consolidar la RGI, reducir en un 20% la tasa de pobreza en Euskadi.
Nuevo estatus. Desde el respeto a la legalidad, buscar el reconocimiento de la “nación” vasca por parte del Estado español y la bilateralidad. Descarta para Euskadi la vía catalana porque genera “inestabilidad y tensión”.
Paz y convivencia. Trabajar en el final ordenado de la violencia, pedir a ETA su desarme y disolución y una nueva política penitenciaria.