Bilbao- Nació poco después de que su padre fuera abatido a tiros por dos pistoleros de la extrema derecha parapolicial un 20 de noviembre de 1989, misma fecha en la que cinco años antes fue asesinado otro dirigente de la izquierda abertzale, Santi Brouard. Ambos casos, de los que aún penden múltiples interrogantes, serán recordados mañana por Egiari Zor con ofrendas florales a mediodía en los parques de Ametzola y Errekalde.
¿Pasados 27 años del asesinato de su padre, se han esclarecido las circunstancias que lo rodearon?
-En el aspecto judicial quedó en nada. Condenaron a uno (Ángel Duce) y absolvieron a otro (Ricardo Sáenz de Ynestrillas), y al que condenaron murió al de poco en extrañas circunstancias. Le incineraron a las pocas horas y no se pudo ni investigar. Hay que esclarecer quién ordenó esa muerte, que es lo que no se ha hecho. El proceso judicial se ciñó a los autores materiales, y los ideólogos nunca han sido identificados. Ni lo van a ser, ya que no tienen intención.
¿Fue un crimen perpetrado por los aparatos del Estado u obra de dos pistoleros de la extrema derecha?
-Nunca se ha esclarecido toda la violencia que ha generado el Estado, la guerra sucia o los abusos policiales. El Estado nunca ha asumido la responsabilidad. En nuestro caso, quisieron mezclarlo, como quitándole valor, diciendo que fueron dos locos de la extrema derecha. No les interesa asumir que mi padre o Santi Brouard, u otros muchos, les estorbaban.
Fue una acción planificada...
-Sabían que los diputados de HB estaban en Madrid y al día siguiente debían recoger sus actas. ¿Qué estaba planeado? Por supuesto. Mi aita y los demás tomaron medidas de seguridad y decidieron no salir del hotel por miedo. Era una fecha difícil, cuatro años antes mataron a Santi (Brouard). La sorpresa fue que sabían que estaban allí. Y entraron a matar.
¿Cree que de alguna forma se ha tratado de mantener a escondidas a las víctimas de abusos policiales?
-Molestamos, porque contar todo lo vivido conllevaría que los Estados, las instituciones y los partidos tengan que asumir todo lo sucedido . No paro de escuchar que hay que asumir responsabilidades, esclarecer los atentados... ¿Alguien ha puesto en marcha alguna investigación de ciertos casos? Ninguna institución, ningún juzgado.
¿Considera que durante los últimos años se están intentando esclarecer casos de este tipo de violencia?
-Sí, pero creo también que bajo unas condiciones, que es marcar unas etapas. La violencia del Estado no empieza cuando surge ETA. Había muchísima violencia desde los aparatos del Estado antes. Cuando se empieza a asumir el reconocimiento de las víctimas, se hace por etapas, y a partir del 1960. Se limita temporalmente ese reconocimiento, y también depende de la violencia o la condición de la víctima. Se están dando pasos, pero de hormiguitas. Es hora de avanzar con pasos firmes para reconocer a todas las víctimas. Queda mucho por hacer.
El Gobierno español les denegó el pasado año su condición de víctimas alegando que usted, su padre y su madre están ligados a ETA.
-Es una doble victimización. Ni yo, ni mi ama, ni mi aita tenemos ninguna sentencia judicial que diga que somos de ETA o que tengamos algo que ver. Pero es que reconocernos conllevaría asumir parte de la responsabilidad. Y al Estado español no le interesa, por lo que intentan enturbiarlo con razones sin sentido. Sus argumentos no se basan en informes judiciales, sino policiales.
Presentaron un recurso.
-Nos lo han denegado. Cuando la Audiencia Nacional dictó su sentencia dijimos estar dispuestas a ir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Así será. Sabemos de sobra que el Estado español no nos reconocerá viendo su actitud. Pero Europa nos debería amparar si nos basamos en la jurisdicción internacional en derechos humanos. Vamos a Estrasburgo con esperanza.
¿Existe equidistancia entre las víctimas de ETA y las restantes?
-Se da una categorización de las víctimas que, a su vez, conlleva categorizar el sufrimiento. En Euskal Herria ha sufrido mucha gente con las violencias originadas de diferentes puntos, y hay que reconocerlo en toda su extensión. Está la violencia legítima y la terrorista, y nosotras entramos en el segundo grupo, en el que nos merecíamos lo sufrido por ser de una parte. Se debe asumir que aquí la violencia ha existido, existe y por lo que veo, existirá. Todavía existe la dispersión que condena a los familiares de presos a recorrer miles de kilómetros poniendo sus vidas en riesgo.
¿Cómo se debería tejer el relato de la memoria de las víctimas?
-Desde Egiari Zor, donde nos reunimos diferentes víctimas de la violencia del Estado, hablamos de la memoria poliédrica que sirve para recoger todos los relatos, porque aquí cada uno ha vivido la historia a su manera. Pero se quiere imponer un relato de buenos y malos, de vencedores y vencidos, y eso nos lleva a categorizar.
Aún no hay unanimidad política en el reconocimiento a todas las víctimas. El reciente Día de la Memoria es claro ejemplo de ello.
-Tengo mis dudas de que antes de 1960 no hubiera una vulneración de derechos cualquier otro 10 de noviembre, que es cuando se conmemora. Que no haya unanimidad me lleva a pensar que no hay ningún interés en asumir todo. Y no podemos ir por partes. Está bastante claro que a algunos no les interesa recordar y se desmarcan, pero otros también creo que intentan desvirtuar lo sucedido para seguir imponiendo un relato único.
¿Qué habría que hacer para sanar todas las heridas abiertas?
-Las heridas las debe cicatrizar cada uno, para mi es algo muy personal. Pero no ayuda a cicatrizarlas cuando constantemente te están metiendo el dedo en la herida, como puede ser que no te reconozcan como víctima o te prohiban recordar a tu familiar. Las marcas que dejan las heridas hay que recordarlas, no borrarlas. No quiero olvidar lo que pasó con mi aita, ni lo vivido estos años en los que hemos sufrido de diferentes maneras. Pero sobre todo quiero que la gente conozca lo vivido por toda la sociedad para que no se vuelva a repetir. Ya es hora de que desde esa base, que es una base ética mínima y fácilmente asumible, no vuelva a suceder nunca más.
¿Con la confección actual del Parlamento Vasco, se pueden dar más pasos en favor del reconocimiento a las víctimas de abusos policiales?
-Sí, pero tiene que haber interés de todos para asumir todo. No me vale que se diga que se puede avanzar cuando todavía no se ha asumido que aquí se ha matado y no se reconoce a esas víctimas. Tengo esperanza en que se den pasos, porque sinceramente donde creo que vamos a avanzar en materia de paz y convivencia es aquí, no en Madrid. De Madrid no nos va a venir nada bueno. No hay más que ver declaraciones sobre los asesinatos de nuestros familiares. No hemos visto a ningún político decir o a un juez citar a esas personas por enaltecimiento del terrorismo, apología... La esperanza la tengo puesta aquí, que es donde tenemos que convivir y trabajar para que no vuelva a suceder.