Si el periodo comprendido entre las elecciones del 20 de diciembre de 2015 y el pasado mes de octubre ha estado caracterizado por el bloqueo en el Gobierno español, dada la dificultad de formar una mayoría suficiente -atasco que se solventó en favor de Mariano Rajoy merced a la abstención in extremis del PSOE-, el año que viene destacará porque en su transcurso coincidirán los procesos internos para la renovación de los cuatro principales partidos estatales. Se trata de un trámite aplazado en algunos casos por la incertidumbre de los últimos meses y obligado en otros por el desgaste sufrido tras el periodo más largo vivido en España con un Gobierno en funciones. PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos afrontarán, de este modo, sus respectivos congresos y asambleas de muy distinta forma: mientras algunos aprovecharán para subrayar el resultado satisfactorio de los diez últimos meses -y perpetuar de paso los actuales liderazgos-, otros tratarán de restañar las heridas sufridas o de superar conflictos internos larvados desde hace tiempo.
Una vez consumada la prórroga de su estancia en Moncloa, y con su nuevo gobierno ya en funcionamiento, Mariano Rajoy ha ordenado a los suyos congelar la principal fricción surgida en torno al congreso que el PP celebrará en febrero: el deseo expresado por la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, de mantener ese cargo pese a su nombramiento como ministra de Defensa. Otra cosa serán las voces que ya han surgido, sobre todo desde la federación madrileña, exigiendo mayor democracia en el cónclave en el que Rajoy será reelegido presidente de la formación, y abrir este proceso a todos los afiliados.
En el caso del PSOE, la ausencia de liderazgo tras la salida de Pedro Sánchez de la secretaría general es un handicap de peso en el partido dirigido actualmente por una comisión gestora, con una legislatura recién comenzada e importantes decisiones en el horizonte cercano, como la negociación de los Presupuestos de 2017 o la reforma de la Constitución que podría plantear Ciudadanos en el arranque del año.
El Comité Federal del partido aprobará en diciembre el calendario que deberá culminar en el Congreso Federal que podría tener lugar en junio o julio, lo que prolongaría la actividad de la gestora al menos medio año más. Esta hoja de ruta coincide con los intereses de la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, clara aspirante a la secretaría general pero cuya imagen ha resultado muy dañada por el conflictivo Comité Federal del 1 de octubre en el que Sánchez dimitió.
Los sanchistas abogan, en cambio, por celebrar el congreso lo antes posible pese a que se da la paradoja de que Pedro Sánchez también ha salido quemado por las recientes turbulencias internas en el PSOE. En este contexto surgen lo que se denominan terceras vías, ejemplificadas por el momento en Patxi López y Josep Borrell, con más posibilidades el primero que el segundo dada la identificación del dirigente catalán con el pasado del partido y su vinculación con la empresa Abengoa. El conflicto y la división interna siguen, no obstante, candentes después de que los 15 diputados socialistas que rompieron la disciplina de voto y se mantuvieron en el no a Rajoy, en detrimento de la abstención del resto de 84 parlamentarios, siguen a la espera de que se confirme su sanción. Ello también se dirimirá el mes que viene e incluye tanto su posible expulsión del grupo parlamentario como la revisión del protocolo de relación con el PSC.
Choque ideológico Los procesos celebrados esta semana para renovar los Consejos Ciudadanos Autonómicos de Podemos en Madrid, Andalucía y Extremadura -las dos primeras se encuentran entre sus principales caladeros de votos- han supuesto la antesala al congreso previsto para la próxima primavera, y en el que el choque ideológico entre Pablo Iglesias e Iñigo Errejón, números uno y dos del partido, respectivamente, podría alcanzar su máxima expresión. Todo ello tras unos meses en los que las diferencias entre ambos se han enconado, y además de forma pública, ante la disyuntiva de optar por una vía más beligerante e ideologizada u otra más pragmática y pactista, aunque Iglesias ha salido reforzado esta semana porque sus tesis han triunfado en las primarias autonómicas.
Al igual que el PP, Ciudadanos celebrará su congreso en febrero. Una cita en la que se intentará dar la mayor imagen de pluralidad y democracia interna posibles de cara al resultado previsto por todos: la continuidad de Albert Rivera al frente del partido, como ha hecho desde su fundación. La formación llegará a ese cónclave con un perfil posibilista y abierto al pacto, tras alcanzar acuerdos de forma consecutiva con PSOE y PP. Ello no le ha servido para mejorar sus resultados electorales, que menguaron de diciembre a junio.