madrid - El ex secretario general del PSOE Pedro Sánchez apurará al máximo su postura en la segunda votación de la investidura de Mariano Rajoy ante la presión de los dirigentes alineados con la gestora del partido para que acate la abstención, y la petición de cargos afines para que mantenga su voto negativo o incluso deje su escaño. Su gran dilema es qué hacer ante la orden de abstenerse, porque de incumplirla se convertiría en el primer exlíder del PSOE en desobedecer al máximo órgano de la formación.
Esto le situaría ante la posible apertura de un expediente que comprometería seriamente sus aspiraciones de volver a pugnar por el control del partido, como al parecer tiene previsto. Los situados en la línea de la gestora creen que no tiene más remedio que “abstenerse o renunciar a su escaño”, porque consideran que cualquier otra vía sería impropia de un ex secretario general.
Entre los fieles a Sánchez, hay quienes le ruegan que deje el escaño antes de llevar al extremo su no a Rajoy por el temor a que la desobediencia le invalide para competir en las primarias. En cambio, otros le animan a que sea valiente, que haga primar la coherencia de la tesis que ha mantenido en los últimos diez meses y que siga con el escaño para que, en caso de retomar las riendas del partido, poder hacer oposición desde el Congreso.
Sánchez acudió ayer al Congreso para verse con algunos de los diputados del no, pero rechazó hacer declaraciones. Tendría de margen hasta las 14.00 horas de hoy para presentar en el Registro del Congreso su escrito de renuncia con el fin de que pueda ser efectivo antes de que empiece el pleno. - Efe