Ha sido una tarea a destajo, no vamos ahora a andarnos con miramientos. Quiere decirse que lo de “Muera aquí Sansón, con todos los filisteos”, del Libro de los Jueces, capítulos del 13 al 16, viene al pelo para ilustrar este episodio, largo, por cierto. Una vez que el personaje sacude las columnas, cae el edificio sobre todos los príncipes y demás gente que allí había. Sansón murió matando, vaya.

A veces se entienden las medias tintas, pero también parece respetable echar alcohol sobre las heridas, para evitar infecciones posteriores. Doloroso, yes. Que ni en El motín del Caine, también. Pero técnicamente sería muy feo hacer distingos y ponerse a organizar ora unos noes ora unos ns/nc, menudo líojaleo organizar el voto de 84, mucho más quirúrgica sin anestesia la decisión plasmada en bloque, que por algo se remangaron los órganos, internos y externos, del partido.

Los socialistas, que tantas veces se han gobernado a sí mismos y al país con un ojo puesto en el retrovisor, sin quitarle la vista de encima al PP. La cosa es que no nos da el magín para visualizar la abstención viceversa. Los de Rajoy no son, ciertamente, de claroscuros. Poco de complejines. Y en cuanto a sacrificar piezas en el tablero, já, ni un peón en poder del enemigo. No se menta por su nombre al árbol caído ni se baila sobre la tumba de nadie de los suyos. Al caído en desgracia le rodea el silencio para los restos, la no existencia, que poco se parece a morder el polvo.

Qué susto. Un escrito en el correo electrónico a modo de advertencia. Si es que a alguien no le ha quedado claro, siquiera en el idioma de la intimidad: no se vale llamarse a andana. No en la primera vuelta y luego sujetos los machos el sábado, prietas las filas. Qué gracia, es el artículo? 33? del reglamento el que podría aplicarse para el voto en conciencia, pero no es el caso. No son los escaños los que deciden. La decisión le viene dada al grupo parlamentario. Eso es lo que ha intentado hacer presente por escrito Antonio Hernando, señalando con el dedito acusador la puerta.

Después de los botes de rigor en el balcón de Génova, a Rajoy volvió a escuchársele en junio que él aspiraba a contar con los partidos moderados, a quienes tendía la mano una vez más. La gran alianza que desde diciembre ha querido el PP, con PSOE y Ciudadanos, da una amplísima mayoría de 254 votos.