Su valentía al ser el único barón que defendió en público la posibilidad de discutir sobre la abstención para evitar unas terceras elecciones le otorga un papel protagonista en esta victoria. Otros barones reforzados son el presidente de la gestora Javier Fernández, Emiliano García-Page o Ximo Puig.
González ha sido uno de los principales valedores de la abstención. Su denuncia de que Sánchez le había “engañado” haciéndole ver que se abstendría hizo explosionar el PSOE. Otros referentes de la vieja guardia, como Guerra, Rubalcaba, Bono o Zapatero son también artífices de la nueva posición.
Paradigma del talante integrador para unos y de la supervivencia traicionera para otros, el portavoz del PSOE en el Congreso es el caso más relevante de los que han cambiado de bando en la guerra interna de su partido. Aunque asistió al Comité, Hernando se marchó sin votar a la boda de su hermano.
El perdedor de las primarias que encumbraron hace dos años a Pedro Sánchez, se muestra como valor en alza en el bando de los vencedores. Madina, que asegura que no participó en los acontecimientos de la semana negra, ha defendido en los últimos días la abstención, aunque sin nombrarla.
Los militantes socialistas que por pasión ideológica no conciben la abstención y aquéllos que aspiraban a que se les consultara una decisión tan trascendente también han perdido su batalla. Tras la elección de Sánchez por la militancia, ésta no ha podido ser parte activa de las decisiones del partido.
La presidenta andaluza y líder de la federación con más poder en el partido se ha erigido en la principal vencedora de la operación. Con ello, podría mantener su aspiración de convertirse en secretaria general del PSOE, aunque su responsabilidad en la llamada semana negra que se originó con la dimisión de la mitad de los dirigentes de la ejecutiva haya erosionado su imagen. Susana Díaz es una de las abanderadas de la centralización del partido y de la vuelta a la moderación, en oposición al no rotundo que proponía Pedro Sánchez. Junto con Díaz, otra persona que ha ganado peso en las últimas semanas es Verónica Pérez, secretaria general del PSOE en Sevilla y mano derecha de la presidenta andaluza, que fue una de las cabezas visibles en la rebelión socialista.
Dirigentes cercanos a Sánchez, como César Luena, o su portavoz en el Senado, Óscar López, quedan defenestrados por la abstención. También la balear Francina Armengol, que defendió el “no es no” y abogó por que Sánchez liderara un gobierno de izquierdas con apoyo si era preciso de los independentistas.
El dimitido secretario general es el gran perdedor de la operación culminada. En su legado queda el “no es no” a Rajoy y la consulta a los militantes. Sánchez ha quedado relegado a la cuarta fila del Parlamento y ha recibido el apoyo de la corriente Izquierda Socialista, con Antonio Pérez-Tapias a la cabeza.
Federaciones que cosecharon hace un mes resultados electorales “muy malos”, como la vasca y la gallega, quedan ahora más debilitadas tras su apoyo al no, y en el caso de la gallega más fracturada, mientras que el Partido de los Socialistas Catalanes sigue rechazando el armisticio.
A pesar de que era partidario de una abstención negociada, el exministro se ha situado en el bando de los perdedores, confrontado directamente con Susana Díaz y clamando por un Congreso Extraordinario y una consulta a las bases. Algunos sitúan su nombre al frente de una tercera vía.