Con todo el bacalao vendido en los días previos en torno a los acuerdos para designar a los cinco miembros de la Mesa del Parlamento Vasco, lo único que podía esperarse del pleno de ayer era algún chispazo político inesperado de algunos de los partidos y ver cómo quedaba a cada cual su asiento. Especialmente los de las y los parlamentarios noveles que en el caso de Elkarrekin Podemos era todo el grupo. Su estreno fue sereno. Cualquier parecido con las escenas ofrecidas por sus matrices en el Congreso fueron pura coincidencia. Ninguno de sus miembros acudió con su bebé al escaño, ni enarboló ninguna bandera o soflama antisistema. El gesto más revolucionario fue el protagonizado por Juantxo López de Uralde y otros compañeros de formación que llegaron en bici al Parlamento. Aunque estando en Gasteiz, tampoco es noticia.
Así que, al contrario que su matriz en Madrid, Podemos optó por la discreción y por reservar fuerzas para los cuatro años de la legislatura que ayer empezó a rodar. Desde la tribuna de invitados, Eduardo Maura y Nagua Alba velaban para que los suyos mantuvieran el porte serio. También Arnaldo Otegi apareció por allí y comprobó que, sin violencia en las calles, el Parlamento también es más civilizado. Otegi convocó la atención de las cámaras y los presentes. Fue su presencia el único gesto transgresor de EH Bildu y sirvió para recordar que está inhabilitado como parlamentario. Quién sabe si se colara entre la sentencia judicial y finalmente sea fichado como asistente de su grupo parlamentario, como se ha podido deslizar de algunas de sus declaraciones.
Otegi se sentó junto a Alba y cruzaron comentarios y sonrisas en más de una ocasión, como preparando el terreno a futuras unidades de acción. Justo detrás, Iñaki Oyarzábal y los jeltzales José Antonio Suso e Itxaso Atutxa tenían muchas cosas que contarse. No muy lejos de ellos, aunque separados por un biombo, ocuparon el espacio central de la primera planta de invitados el presidente del Tribunal Superior de Justicia de la CAV, Juan Luis Ibarra, el fiscal general vasco, Juan Calparsoro, el Ararteko, Manuel Lezertua, el expresidente del Parlamento Juan José Pujana y el alcalde de Gasteiz, Gorka Urtaran.
Para ellos fue la gran suerte de ver en plano cenital y frontal a Juan Luis Uria, el gran animador del soporífero pleno en el que se nombraron uno tras otro los nombres y dos apellidos de los y las 75 parlamentarias y con cuatro votaciones en urna, y el consiguiente recuento de papeletas, para elegir a la presidenta, los vicepresidentes primero y segundo y los dos secretarios de la Mesa del Parlamento.
Al ser el parlamentario de más edad, Uria presidió la Mesa de Edad que dirige la votación para elegir a la Mesa del Parlamento. No estaba en su consulta médica pero recetó a los presentes pequeñas dosis de campechanía y humor que animaron el cotarro en los momentos de mayor necesidad y lucha contra el tedio. Sin salirse del ajustado protocolo parlamentario, Uria empleó el tono de voz y el modus operandi del médico de ambulatorio que llama al siguiente paciente en la lista, de modo que se sucedieron los votos en las urnas con comentarios más o menos ingeniosos, pero en cualquier caso jocosos. En un momento de atasco en la votación, soltó la frase de la jornada: “La democracia es lenta pero es apasionante”. Sonó a declaración de principios.
la lotería de eh bildu La anécdota estuvo en el sorteo para determinar quién iniciaba la votación. De 75 parlamentarios y parlamentarias, el representante de EH Bildu Mikel Otero fue el agraciado en ambas ocasiones, así que tenía claro qué hacer al salir del edificio: “Me voy a por lotería”, dejó escrito en su cuenta de Twitter.
Dos niñas se colaron ayer para ver in situ una película normalmente destinada a los adultos. En la cara llevaban escrito que eran hijas de la protagonista. “Mira, amatxu!, decían a su padre en referencia a Bakartxo Tejeria que, por su parte, no podía evitar mirar de cuando en cuando buscando a sus niñas, y su marido, entre los periodistas.
El recuento de las sucesivas votaciones no dio lugar a sorpresas y todos los partidos, salvo el PP, lograron asiento en la Mesa. Dos números fueron los más repetidos: 37 y 38. Quédense con ellos.