Por acción o por omisión, que uno ya no sabe si esta sistemática estrategia persecutoria del autogobierno vasco es una decisión consciente y analizada cada vez que se aplica o es que, se sueltan los lebreles y ellos ya van mordiendo cada vez que ven tajada sin consultar con el amo. Sea una cosa o la otra, Mariano Rajoy es responsable de esa estrategia porque es el dueño de los lebreles.

Más de un millar de recursos contencioso administrativos no son una casualidad, son una persecución. Donde debieron estar las mesas de diálogo político, con una interlocución franca y orientada al encuentro entre las administraciones vasca y española, el PP ha levantado una concertina que disuade a quien quiera acercarse. Dicta desde detrás de la barricada sus normas amparado en la interpretación más centrípeta del marco legal y pretende que el resto de administraciones se sientan más integradas que nunca en su proyecto nacional mientras las trata como a intrusos.

Llega otro recurso del Estado contra la promoción de la Er-tzaintza que está formándose, la número 26. Quizá sea el recurso del pataleo por la frustración de no ver suspendida la actividad de los 250 agentes incorporados en la también recurrida promoción anterior. Se ampara, también, en la lectura miope de la letra de la norma. Así que, quien redacta el texto de esa nueva andanada judicial sabe que su argumento puede ser legal pero también injusto. Sabe que le letra de la ley choca con el procedimiento bilateral pactado por el que se determinó la dimensión del cuerpo de policía vasca. Sabe, en fin, que la legítima tasa de reposición se va a ver comprometida si mantiene el acoso y derribo del ejercicio de autogobierno que implican su organización y mantenimiento. Y le importa un comino. Y por eso es, además de persecutorio, irresponsable. Porque lo mismo instrumentaliza la educación, la seguridad, los servicios públicos en su conjunto y los desnaturaliza desde el momento en que el fin último de su estructura y dotación de recursos ha dejado de ser, en el modelo de este PP, la cobertura y garantía de los derechos de los ciudadanos. Corrige sus carencias limitando las capacidades ajenas. Impone la contención del déficit ajeno para hacer media con el suyo, desbocado. El Gobierno en funciones sigue actuando como si dispusiera de la impunidad de una mayoría absoluta pese a que su modelo de país, el de los recortes, la imposición unilateral de las reglas por vía de ley básica, ya fue descabalgado dos veces por las urnas en el último año.