Madrid - La tensión con la que el PSOE afrontaba ayer su Comité Federal tuvo su traslación a la calle Ferraz, donde alrededor de un centenar de militantes y simpatizantes se concentraron en apoyo al secretario general, Pedro Sánchez, y para pedirle que mantuviera el “no es no” al gobierno de Rajoy.
Aunque la Ejecutiva Federal en funciones había pedido a los militantes que no acudieran a la sede madrileña del PSOE y que se mantuviera la tranquilidad, algo más de un centenar de ellos optó por presentarse ante la sede.
Camisetas de “Sí a Pedro Sánchez”, junto a carteles de “No al PP” y “No es no” acompañaron a los abucheos y gritos constantes de los militantes hacia los políticos socialistas que accedían a la sede federal, donde se reunía el Comité Federal.
En ese escenario, no faltaron los momentos de tensión, como el que protagonizó el expresidente de la Junta de Castilla-La Mancha José María Barreda, uno de los primeros en llegar y en ser increpado al grito de “traidor” y “golpista”.
También se enzarzaron los partidarios de unos y otros en encontronazos verbales, rodeados por decenas de periodistas, en un despliegue mediático completamente inusual para un Comité Federal.
Los manifestantes comenzaron a llegar sobre las ocho de la mañana, y cerca de las nueve habían ocupado ya casi toda la calle delante del número 70, lo que obligó a la Policía a cortar el acceso.
Durante algo más de una hora, un grupo de antidisturbios se colocó en la entrada a la sede del PSOE, cuando la mayor parte de los cerca de 300 miembros del Comité Federal ya estaba dentro.
El presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, el diputado socialista Eduardo Madina y dirigentes críticos con la dirección de Pedro Sánchez fueron recibidos con abucheos a su llegada, junto a calificaciones de “traidores”, “golpistas” y “tejeros”. “Susana Díaz, jefa de los golpistas” fue otro de los vítores que corearon algunos de los asistentes, que se definían no como “pedristas”, sino como “leales con lo que votan”.
“Iros a Génova” fue otro de los gritos lanzados a los críticos. También arremetieron contra el expresidente del Gobierno Felipe González, a quien calificaron de “chivato” y “golpista” en un carteles. “Los barones del PSOE son la mafia”, se podía leer en el cartel que portaba el activista Lagarder Danciu, famoso por reivindicar los derechos de los sin techo reventando actos de diferentes partidos políticos.
Confusión Pero los simpatizantes no distinguían muy bien entre unos y otros, y casi todos los que accedían a Ferraz recibían su ración de improperios, incluidos los considerados afines a Sánchez, como la presidenta balear, Francina Armengol, o la diputada catalana Maritxell Batet. Uno de los pocos que se salvó de la quema ha sido el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, cuya llegada fue saludada con aplausos y con decenas de manifestantes coreando su nombre.
Algunos de los protestantes se proclamaron “muy entristecidos” por la situación que está viviendo el PSOE, porque se lo están “cargando”.
Una de las manifestantes, Laura Martínez, explicó que esta concentración había sido movilizada por los propios militantes, que habían decido “apoyar la coherencia y pedir el no del PSOE” a la investidura de Mariano Rajoy.
Por su parte, Francisco Gómez, militante procedente de Mérida (Extremadura), aseguró que está dentro del partido desde “hace 40 años” y que, en todo este tiempo, nunca ha visto “este despropósito”. “La militancia está por la lealtad y la disciplina”, afirmó. - Efe/E.P.