Iruñea - Si el primer curso parlamentario del cambio político en Nafarroa ha estado marcado por la dialéctica de dos bloques aparentemente irreconciliables -la mayoría gubernamental que suma 26 escaños frente a los 24 asientos que agrupan al tripartito de la oposición de UPN, PSN y PP-, el próximo período de sesiones apunta a una dinámica más transversal en la que se puedan abrir negociaciones en una geometría variable sobre distintas iniciativas de política sectorial, fundamentalmente socioeconómica.

Algunos frentes como los modelos lingüísticos en Educación, la reforma fiscal progresiva o la Ley de Símbolos -en los que UPN, PSN y PP han hecho piña- han resultado especialmente broncos y espinosos en las relaciones entre Gobierno y oposición durante este primer curso político. Sin embargo, los socialistas navarros se han mostrado especialmente preocupados y dispuestos a arrimar el hombro en las áreas de desarrollo económico, políticas sociales y, de una manera primordial, en las estrategias para la creación de empleo.

Así, en algunos puntos pendientes de la agenda para el próximo curso como el plan de empleo en la economía social presentado este mismo viernes y el de industrialización, las leyes de Renta Garantizada y de Vivienda o el arranque de la Estrategia de Especialización Inteligente para el desarrollo económico de Nafarroa en seis sectores concretos, tanto el Gobierno de Uxue Barkos como el PSN están dispuestos a abrir un canal de trabajo y negociación, según ha podido constatar DNA en fuentes cualificadas de ambas partes.

UPN, por contra, no baja la guardia tampoco en el terreno socioeconómico y se mantiene en sus trece de que el cambio político ha supuesto “el caos” de la economía y “la ruina” de las empresas navarras, aun a costa de forzar y retorcer algunos datos o indicadores. Pero el PSN no parece dispuesto a seguir a remolque de este juego. Los socialistas navarros no ocultan su incomodidad -según admiten fuentes de su dirección- por que la coincidencia en la oposición al Gobierno Barkos les haya incrustado en el bloque de la derecha.

UPN y PP se han mostrado durante este último año especialmente beligerantes en su cruzada contra el cuatripartito y el proceso de cambio político emprendido en Navarra. Lo equiparan poco menos que con el Apocalipsis y han optado por desplegar, en este sentido, una oposición de brocha gorda. Y el PSN teme verse eclipsado en la sombra de esta ofensiva, y más aun en vísperas de una eventual investidura de Mariano Rajoy previsiblemente con la aquiescencia del PSOE.

En estas circunstancias, la dirección de los socialistas navarros ha abierto una reflexión con el propósito de encarar el próximo curso político ejerciendo una “oposición propositiva” en el Legislativo foral. La secretaria general del PSN, María Chivite, señaló a este periódico que “nosotros no estamos, desde luego, por la estrategia del cuanto peor, mejor que está llevando UPN porque nos preocupa el desarrollo de Navarra” y, ante la posibilidad de consensuar determinadas políticas con el Gobierno, insistió en que “vamos a estar ahí, sin duda”.

Por parte del Ejecutivo de Barkos, varios de sus consejeros consultados por este periódico se muestran abiertamente proclives a entablar contactos con el PSN para sondear la posibilidad de que el apoyo parlamentario a determinadas acciones de gobierno o iniciativas legislativas se pueda ampliar de los 26 escaños del cuatripartito a los 33, sumando en este caso a los siete parlamentarios del grupo socialista.

Entre los cuatro partidos que sustentan al Gobierno, Geroa Bai e Izquierda-Ezkerra no ven con malos ojos la posibilidad de abrir una vía de negociación con el PSN en determinados proyectos en materia social o económica. A este respecto, el portavoz de I-E, José Miguel Nuin, no quiso pasar por alto la pasada semana en su balance del primer año de Gobierno su consideración de que “sería bueno para la sociedad navarra que el PSN mirase hacia adelante, que tuviera una mirada positiva hacia el cambio y entrara en un proceso de suma y apoyo”.

Reticencias No así EH Bildu o Podemos, que albergan dudas, cuando no un indisimulado rechazo. Fuentes consultadas en estas dos formaciones coinciden en recordar cuál ha sido la trayectoria de los socialistas en Navarra durante las últimas dos décadas, en cohabitación con UPN. Y tampoco pasan por alto la herida aún abierta del frustrado cambio tras las elecciones de 2007 en el llamado agostazo.

De hecho, las relaciones de los parlamentarios de Bildu y Podemos en la Cámara foral no son tan fluidas -en algunos casos son nulas- como la interlocución que mantienen los representantes de Geroa Bai o del propio Gobierno.

Si bien los siete votos del PSN no son relevantes en el juego de la aritmética parlamentaria -el Gobierno cuenta con un respaldo de mayoría absoluta en la Cámara-, sí encierran una significación política. El Gobierno del cambio aspira a ensanchar su espacio de complicidades en la sociedad navarra y también en el arco político y la participación de los socialistas adquiere, en este sentido, un especial valor. Ya sea para contar con su participación en las políticas sociales y económicas o para instaurar una nueva forma de gobernar “más abierta, transparente y transversal”, como anota una consejera.

La propia presidenta Uxue Barkos apuntó en una entrevista con el Grupo Noticias al término del pasado curso político que “el PSN no participó en las negociaciones que dieron lugar al programa cuatripartito porque en esa mesa había determinadas formaciones políticas, pero eso lo vamos a ir viendo superado y mi vocación es que el acuerdo programático a 26 pudiera ser en algún momento a 33”, un mensaje que repitió hace apenas veinte días en el acto institucional de balance del primer año de su Gobierno.

“Mano tendida” Por su parte, María Chivite siempre ha negado de plano la posibilidad de que el PSN pueda incorporarse al Gobierno cuatripartito, con el que dice le separan “profundas discrepancias políticas”, y alude particularmente al ámbito educativo. Pero la portavoz socialista quiere dejar claro su ofrecimiento y “mano tendida” para acompañar al Gobierno en políticas de empleo, desarrollo económico y servicios públicos.

En este sentido, Chivite no oculta su alto grado de coincidencia con los planteamientos que “escucho y leo” en el vicepresidente económico Manu Ayerdi en los ámbitos concretos del fomento del empleo, apoyo a las pymes o inversiones en infraestructuras, aunque también matiza que “luego hay que materializarlo y dotarlo de partidas presupuestarias en consonancia”.

El trabajo no parte de cero. Los dos vicepresidentes del Gobierno foral, Manu Ayerdi y Miguel Laparra, han mantenido ya varios contactos informales con diferentes miembros del grupo parlamentario socialista para hablar sobre el plan de empleo y la ley de Renta Garantizada, según ha podido saber este periódico.

Impulso al empleo. Los vicepresidentes Manu Ayerdi y Miguel Laparra presentaron el viernes el borrador del plan de economía social.Ley de Inclusión Social y Renta Garantizada. El Departamento de Derechos Sociales llevará en otoño al Parlamento un proyecto prioritario en su programa.

Desarrollo Económico. El Gobierno ha activado la Estrategia de Especialización Inteligente, que contempla el impulso a seis sectores emergentes.

Industria. El Ejecutivo ha comenzado la elaboración de planes estratégicos de industrialización, tecnología, internacionalización y emprendimiento.

Ley Foral de Vivienda. Los grupos del cuatripartito tramitaron en el Parlamento una proposición para desarrollar el derecho a una vivienda digna.

Ley Foral de Salud. La norma de 1990 requiere una actualización y el Gobierno busca un consenso más allá del cuatripartito.

Ley de Inversiones Locales. Los ayuntamientos de Nafarroa, de distintos colores políticos, aguardan un plan para el bienio 2017-2018.