madrid - Mariano Rajoy sigue lanzando la caña en todos los caladeros para pescar apoyos a su investidura, y para tener un plan alternativo en el caso de que los socialistas no le dejen gobernar con su abstención. Ese camino le ha llevado a marcar también el teléfono del PNV, con quien se reunirá hoy a las 10.30 horas de la mañana en La Moncloa, aunque no cabe esperar que el encuentro pase a la historia. Los jeltzales enfocan la cita como una reunión meramente exploratoria, sin mayores pretensiones. Para ellos, hoy no habrá negociación en sentido estricto, sino que acudirán a escuchar los planteamientos del presidente español en funciones. Puede resultar sintomático que el interlocutor jeltzale sea su portavoz en el Congreso, Aitor Esteban, en lugar del líder del partido, Andoni Ortuzar, quien estuvo ayer mismo en Madrid para participar en unos cursos y emprendió inmediatamente después el viaje de vuelta a suelo vasco.

La explicación para todas estas prevenciones radica en que el PNV tiene la impresión de que se le está trasladando una responsabilidad que no le corresponde desde la modestia de sus cinco escaños, que no son decisivos. Muy en concreto, cree que los socialistas están tratando de pasarle la patata caliente de respaldar la investidura de Rajoy para no tener que hacerlo ellos, ahorrarse el mal trago y no dar bazas a Podemos en próximas convocatorias electorales. ¿Significa todo esto que el PNV no está dispuesto a implicarse en la estabilidad? Lo haría, pero siempre y cuando se produjera antes un acuerdo entre los socialistas y el PP que abriera una vía reformista donde pudieran tener encaje los nacionalistas vascos y catalanes. La hipótesis de un acuerdo sin intermediarios con el PP la ve casi irrealizable, más aún después de que Alfonso Alonso fuera el único que desentonó en el coloquio sobre paz celebrado ayer en la Universidad Complutense, que reunió a representantes de PNV, EH Bildu, Podemos, PSE y PP. Por tanto, no entrará en especulaciones ni negociaciones en esta fase. Permanecerá en un discreto segundo plano y cree que es el socialismo quien debe abrir el camino como segunda fuerza.

combinación imposible Ortuzar fue interrogado por los periodistas y dejó claro que el PNV “va a escuchar” a Rajoy, pero siendo consciente de que solo tiene cinco escaños y sin olvidar los cuatro años de agravios. Volvió a decir que el PNV ve “complicado” el acuerdo, y se mostró contrariado porque “en estos días parece que la gobernabilidad del Estado español depende de los cinco votos del PNV”. “No somos ilusos, ni tan pretenciosos. Sabemos lo que somos. La gobernabilidad de España no está en manos del PNV. Los votos del PNV no le pueden hacer presidente a Rajoy. Hay otros antes que tienen que pronunciarse. Es inevitable que el PSOE deshoje ya la margarita”, zanjó.

Pidió a los socialistas que no se escondan y recordó que sus 85 escaños, a diferencia de los cinco jeltzales, sí dan la mayoría necesaria al PP. “El PSOE es el primero que tiene que pronunciarse. Los demás podremos entrar luego a hablar, a escuchar o a negociar llegado el caso, pero no somos ni decisivos ni decisorios. El PSOE sí lo es, y no puede seguir jugando al escondite con los demás. Parece que la carga de la prueba la tenemos ahora los nacionalistas vascos y catalanes, cuando en estos cuatro años no la hemos tenido, y cuando se han olvidado de nosotros”, dijo.

En las últimas horas, el PSOE ha insistido en remitir a Rajoy a sus afines ideológicos en el Congreso, entre los que ha situado a Ciudadanos, PNV, Coalición Canaria y Convergència, a sabiendas de que esa combinación es muy forzada. Por un lado, no parece sencillo encarrilar el apoyo de los nacionalistas vascos y catalanes. La relación del PNV con Rajoy necesita respiración asistida tras cuatro años de desatención de las propuestas del lehendakari, y Convergència exige un referéndum de independencia y, tras la controversia de las escuchas, ni se plantea negociar mientras Jorge Fernández Díaz siga al frente del Ministerio del Interior. Por otro lado, aun suponiendo que lograra esos apoyos, Rajoy perdería por el otro flanco a Ciudadanos, que se declara incompatible con esas dos fuerzas.

Parece muy dudoso que el PP presente una oferta extraordinaria que compense estos cuatro años de agravios al PNV y que contemplara, por ejemplo, la renovación del Cupo, el traspaso de prisiones y pensiones, y un acelerón a las obras del tren de alta velocidad. Solo un acuerdo potente ayudaría a los jeltzales a explicar la alianza a su militancia, máxime en puertas de las elecciones autonómicas de octubre. Cabe recordar que la opción predilecta del propio Rajoy es el pacto con los socialistas. No ha concertado ninguna reunión con ellos por la sola razón de que el PSOE está a la espera de celebrar un comité el sábado para decidir su sentido de voto. La decisión está tomada y consiste en votar en contra de Rajoy, pero el candidato prefiere guardar las formas y abriga la esperanza de se produzca alguna sorpresa que evite a ultimísima hora unas terceras elecciones. Puede haber alguna abstención socialista, o un nuevo comité federal para reconsiderar el sentido del voto.

En cualquier caso, Rajoy mantiene todas las vías abiertas. Tiene 137 escaños, y quedaría a siete de la mayoría absoluta si sumara a C’s. Confía en el que el PNV le aporte sus cinco escaños, y en cerrar pronto un pacto con Coalición Canaria. Necesitaría otro voto, que podría ser una abstención socialista o de Convergència.