bilbao - El jeltzale atiende a este diario para analizar los resultados electorales poco antes de arrancar la reunión semanal de la ejecutiva del PNV y hacer las maletas para viajar a Washington. Irá al festival Smithsonian, centrado en el folclore vasco.

Podemos ha vuelto a ganar las generales. ¿No ha calado el mensaje del PNV de votar en clave vasca?

-El día en que nos enteramos de que Podemos e IU cerraban la coalición, ya vimos haciendo una simple suma de votos que iba a hacernos daño, porque colocaba a Podemos primero en Bizkaia. Conocemos bastante bien a IU porque hemos tenido mucha relación con ella y sabemos que tiene cuadros y capacidad de movimiento, sobre todo en la margen izquierda y la zona minera. El grueso de nuestra tropa se ha mantenido intacto, hemos subido incluso en porcentaje, pero ha habido una parte de la población vasca que ha dicho ya no participo más en este circo, y una parte está claro que han sido nacionalistas. Y Euskadi es una comunidad que tiene un componente romántico tremendo y ha podido más la idea de darle la patada a Rajoy. Se habrán levantado de la cama frustrados porque su voto a Podemos no ha servido para eso.

¿Dónde han acabado los 15.000 votos que pierde el PNV respecto a diciembre? ¿En la abstención?

-Claro. Hemos subido en porcentaje.

El PNV dice que los resultados no son extrapolables a las autonómicas, pero Podemos va teniendo cierto arraigo en la sociedad vasca, en las forales, en las generales, en municipios de Ezkerraldea...

-Si se disecciona el voto de Podemos en las generales, hay una parte que sí es voto nítido de Podemos, el número que logró en las municipales y forales; pero entre ese voto y el de las españolas, hay casi otro tanto. De ese segundo contingente, casi todo el voto es anti PP, de la gente insatisfecha con Rajoy, pero ante unas autonómicas no creo que opere como voto refugio ni como garantía de que las cosas vayan bien. Es una incógnita en este país porque no ha gobernado nada.

¿El PNV pierde algo de capacidad de influencia bajando un escaño?

-Lo importante es tener grupo propio. No es la primera vez que tenemos cinco diputados y no ha pasado nada.

¿Le parece una mala noticia que Rajoy haya salido reforzado?

-Hombre, nos hubiera gustado que hubiera habido otras posibilidades, pero hay gente que prefiere lo malo conocido a lo incierto por conocer.

¿A pesar de la corrupción?

-Si lo que viene es un Iglesias errático que un día es socialdemócrata y al siguiente comunista, que un día besa la ikurriña y dos días antes dice viva el Ejército... Mucha gente en España se ha quedado con lo malo conocido.

Teniendo en cuenta las escuchas al ministro del Interior, ¿el PNV se sentiría cómodo hablando con el PP de una investidura?

-No. El PP tiene que girar 180 grados para hablar con nosotros y con cualquiera. Tiene que haber un nuevo PP y un nuevo Rajoy. Se tiene que reinventar, rodearse de otro tipo de gente, abrirse al diálogo con otros partidos, y oxigenar su casa, y no me refiero a los temas de corrupción específicamente.

¿De qué habla en concreto?

-Venimos de cuatro años de mayorías absolutas, de ordeno y mando. Va a tener que construir mayorías con otros, y para eso va a tener que dialogar y tener cintura. Luego hay paquetes de reformas que hay que abordar sin dilación: todas las reformas que han introducido vía decreto ley hay que ir revirtiéndolas: la ley mordaza, la Lomce, la reforma laboral... Y hay que poner en marcha un paquete de medidas que relancen la economía y no predispongan en contra a Europa. Además, tenemos el modelo de Estado, con Euskadi y Catalunya.

¿En ese viraje entra la transferencia de todas las competencias, incluidas prisiones y pensiones?

-Pero es que no sabemos ni cómo va a plantear las conversaciones...

Hay alguno que dice que podría pactar con Ciudadanos y PNV...

-Sí, lo dice el que hace una lectura aritmética de los resultados, pero es muy complicado que pactemos con Ciudadanos. Además, tenemos la fuerza que tenemos, cinco escaños muy bien ubicados, pero primero tendrá que ser Rajoy quien diga qué quiere. Hasta no escuchar si hay un nuevo Rajoy...

Si no, ¿no hay nada de qué hablar?

-Hablar sí, pero acordar es más difícil. No vamos a cambiar nuestra defensa histórica de lo vasco por él.

Con los resultados que ha habido, ¿sería legítimo intentar un gobierno alternativo de izquierdas?

-El problema es que no es ya un gobierno de izquierdas, sino un abanico ideológico político tan grande que, con la experiencia de hace seis meses, no creo que Sánchez vaya a tener muchas ganas de intentarlo. El PSOE está resignado a ser oposición. El asunto es qué tipo de oposición hace, y si permite que haya un gobierno aunque luego vaya a ser oposición.

Tal y como lo pinta, espera otros cuatro años de Rajoy, o elecciones. No ve más alternativas...

-Veo difícil cualquier alternativa. Los nacionalistas catalanes y vascos tendríamos no ya que apoyar la investidura, sino ser corresponsables de la actividad del gobierno porque, si no, no dan los números. Eso es mojarse muchísimo. ¿Ve al PSOE dándonos las contrapartidas para ello? No. Pero tampoco Podemos, que ha quitado la línea roja del referéndum catalán.

¿Pero sería peor que Rajoy?

-Es que no es una alternativa real. No veo al independentismo catalán o a los nacionalistas vascos de valedores de una operación fracasada en las urnas, además cuando entre Podemos y PSOE no hay relación.

Me cuesta imaginar que el nacionalismo vasco y el catalán vayan a entrar en una operación con Rajoy...

-¡Claro! Ya le he explicado que no.

Entonces, en la investidura, ¿dejarán que se arreglen los cuatro partidos españoles?

-Rajoy es un maestro en echar la carga de la prueba al otro. Lo lógico es que primero consiga que Ciudadanos entre en su órbita. Si consigue eso, ya tiene un tramo hecho. Pero también tiene consecuencias: hacerse incómodo a catalanes y a vascos. Pero la prueba del nueve la tiene con el PSOE, y ahí es donde, si con el socialismo abre una vía de reformas porque no le puede dar gratis la abstención, nosotros y los nacionalistas catalanes podemos también jugar. Pero como una vía derivada. Rajoy va a ser muy difícil que pueda pactar con nosotros.

Es decir, lo que es imposible es una vía en exclusiva con Rajoy. Tendría que estar el PSOE enmedio para abrir una vía de reformas, y ahí entraría el PNV.

-Claro. No es que el PSOE vote a favor ni se sume a la gran coalición, es que le deje pasar. Dice que no va a facilitarlo por activa ni por pasiva pero no te dice, “bueno, voy a encarnar la alternativa, me voy a poner de acuerdo con Podemos y los nacionalistas vascos y catalanes y tiro para adelante”. Entonces, ¿qué vamos a hacer?