Berlín - El núcleo duro de la Unión Europea (UE) exigió ayer al Reino Unido que se siente “cuanto antes” a negociar los términos de su salida del bloque y empezó perfilar el dibujo de una nueva Unión a 27 que será más “flexible”. “Ese proceso debe empezar lo antes posible para poder concentrarnos en el futuro de Europa”, afirmó el ministro de Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, al término de la reunión que celebró en Berlín con sus homólogos del resto de países fundadores de la UE (Francia, Italia, Luxemburgo, Holanda y Bélgica).

Los seis ministros salieron así al paso de las declaraciones del primer ministro británico, el conservador David Cameron, quien aseguró ayer que dimitiría a principios de octubre, coincidiendo con un congreso de su partido, y que debería ser su sucesor en la jefatura del Gobierno quien llevase la negociación.

También el titular francés de Exteriores, Jean-Marc Ayrault, tras conceder que nombrar a un nuevo primer ministro en el Reino Unido llevaría algún tiempo, recalcó que hay “cierta urgencia” para que se ponga en marcha el proceso y exigió a Cameron que asuma su “responsabilidad” por el referéndum sobre el Brexit, la salida británica de la Unión Europea. A su juicio, un retraso en la invocación del artículo 50 del Tratado de Lisboa, que regula la marcha de un miembro de la UE y que sólo puede lanzar el país que quiere salir, tendría consecuencias “económicas”, “financieras” y “políticas”. Además, argumentó Ayrault, de igual manera que se debe respetar la voluntad de los ciudadanos británicos que han optado por abandonar la UE, también “los otros 27 (países comunitarios) deben ser respetados”.

“No jugar al gato y al ratón” En este mismo sentido, el jefe de la diplomacia holandesa, Bert Koenders, pidió que “las conversaciones empiecen, con buena voluntad, cuanto antes”, y el responsable luxemburgués de Exteriores, Jean Asselborn, advirtió sobre los riesgos de “cuatro meses o más de incertidumbre”. Asselborn expresó su deseo de que nadie ahora en Londres trate de “jugar al gato y al ratón”, aprovechando que sólo el Reino Unido puede desencadenar el proceso.

Con respecto a la necesidad de replantearse el proyecto común, los participantes dieron la sensación de estar de acuerdo en que la UE debe ser más flexible, esto es, que se dejen de lado las tesis federalistas que abogaban por una mayor integración de todos los países en todos los asuntos para dar paso a una unión más a la carta.

El titular de Exteriores belga, Didier Reynders, indicó que, tras la negociación con el Reino Unido, podría plantearse estrechar la cooperación “en algunos campos con menos miembros”, una opción -defendió- que “no es nueva”, como queda patente en la eurozona y el espacio de libre circulación Schengen. Su homólogo holandés abogó por la “flexibilidad” dentro de la UE y por una “unión efectiva”. “Tenemos que avanzar”, afirmó.

Además, los ministros mostraron bastante sintonía al detallar las prioridades de la UE: la crisis de los refugiados, las cuestiones de seguridad tras los atentados yihadistas en París y Bruselas y, en un guiño a la periferia, “la crisis del empleo” en el sur de Europa, en palabras de Steinmeier. El responsable alemán afirmó que los gobiernos europeos deben demostrar que Europa es “necesaria” y que está “operativa” tras el Brexit, ofreciendo a sus ciudadanos “resultados concretos” en estos tres ámbitos.

El ministro de Exteriores italiano, Paolo Gentiloni, aseguró que los europeos quieren “ver una perspectiva de futuro”, mientras que su colega francés llamó a recuperar el “espíritu de los padres fundadores” y los valores que inspiraron el proyecto europeo en un primer momento.

El jefe de la diplomacia alemana subrayó que los gobiernos deben ahora mostrar su “seria voluntad” de mantener a Europa “unida” y aprovechar esta oportunidad.