Con Europa recuperándose del mazazo que ha supuesto la decisión de los británicos, llegan hoy las elecciones generales en el Estado español. Se puede pensar que, como ocurre con los malos estudiantes, la jornada de hoy equivale a una recuperación en setiembre por el fracaso en la gestión de los resultados electorales del 20-D. Pero el temario no es el mismo, porque en estos 189 días entre la convocatoria con sabor a mazapán de diciembre y la de hoy de chancletas y crema solar, han ocurrido cosas (más corrupción, el espionaje de Fernández Díaz o el pacto Poemos-IU) que necesariamente se deben reflejar en el resultado que, hacia la medianoche, dibujará el reparto de los 350 escaños del congreso.

El problema vendrá entonces. Y lo saben los cuatro partidos que aspiran a pisar maqueta de gobierno. No es casualidad que sin esperar a saber qué decidirán los ciudadanos, el fantasma de unas nuevas elecciones, las terceras, haya sobrevolado los discursos, los análisis y las informaciones en esta recta final de la campaña. Las sumas de lo que dicen las encuestas y los vetos y líneas rojas que su imponen los cuatro candidatos convierten la formación de un gobierno en una misión imposible.

En contra de lo que podía creerse, el fin del bipartidismo no ha abierto el espacio político a una lucha en igualdad entre todas las fuerzas que aspiran a entrar en el Congreso. El debate en televisión solo fue a cuatro y la potencia de fuego de los grandes medios de comunicación ha silenciado cualquier asunto que no tenga que ver con las agendas del PP, Unidos Podemos, PSOE y Ciudadanos. En ese paisaje, para los partidos vascos ha sido una tarea difícil hacerse ver y oír, aunque el mismo tiempo ahí se encuentra su valor, al comprobar el votante vasco que lo que el PNV denomina “agenda vasca” no tiene sitio en las prioridades de los cuatro grandes partidos españoles.

del bréxit al ‘fernandezgate’ ¿Influirá lo ocurrido en el Reino Unido en el comportamiento de los votantes? Y si lo hace, ¿en favor o en detrimento de quién? No existen fuerzas políticas de peso en el Estado que enarbolen la bandera antieuropea. Por ahí no parece que nadie vaya a sufrir un castigo por lo que han hecho los ingleses. Sin embargo, que esta situación puede jugar en favor de Rajoy, por eso de dejar las cosas como están y del malo conocido... es una hipótesis que ha avalado más de un observador.

La conocida como encuesta prohibida, que es la que publica el día de reflexión la versión andorrana de El Periódico de Catalunya, vendría a confirmar esta impresión. En el chequeo de voto diario que realiza el Gabinet d’Estudis Socials i Opinió para el citado periódico, el PP mejora en dos escaños a costa de Ciudadanos el resultado del sondeo anterior, aparentemente como efecto del Brexit. Podemos y PSOE, mantienen sus posiciones pero ligeramente a la baja. Para hacerse una idea, son 900 entrevistas telefónicas que confirman, como casi todas las que se han publicado en la campaña, que el eje de izquierdas supera al bloque de derechas rozando la mayoría absoluta.

Con el bazar de las propuestas e ideas agotado en la anterior campaña, las encuestas se han erigido en las principales protagonistas, tanto que han llegado a convertir dos supuestos en certezas: la victoria del PP y el adelantamiento de Unidos Podemos al PSOE.

Nadie discute el triunfo de Rajoy, aunque el pronóstico es que lo hará a la baja. Si es cierto, confirmará que el PP tiene siete millones de votos impermeables a escándalos que en países con otro pedigrí democrático pasarían factura. Primero fue la dimisión del ministro Soria por sus papeles de Panamá, y ahora, a pocos días de ir a votar, el Watergate español de Fernández Díaz, con tentáculos que alcanzan a la Policía, a Albert Rivera y al propio Rajoy.

Combinaciones Y sin embargo, el eje de cualquier combinación que puede desatascar la formación del gobierno lo ocupa un PSOE más débil que nunca, con la amenaza de ser sobrepasado por una nueva y joven izquierda y con el ruido de sables a las puertas del despacho de Pedro Sánchez. Su abstención habilitaría a Rajoy para gobernar como partido con más apoyos, al tiempo que tiene en sus manos la formación de un gobierno de izquierdas con Unidos Podemos.

Dicen los sociólógos expertos en elecciones, que la clave, más allá de lo que digan los votos, estará en unas pocas provincias en las que en la anterior cita el último escaño se disputó hasta el final por unos pocos sufragios. Lugares como Barcelona, Cádiz, Sevilla, Córdoba, Guadalajara, Jaén, León, Granada, Albacete o Cantabria. No va más.