Bilbao - Los británicos han votado a favor del ‘Brexit’. ¿Qué viene ahora?
-Hay que aplicar el articulo 50 del tratado de la UE, el Tratado de Lisboa, que establece que el Reino Unido tiene que notificar de forma oficial al consejo su decisión de abandonar la UE. Es un formalismo, pero es un formalismo necesario. Una vez que se ha producido esa notificación, hay que empezar a negociar los términos en los que se produce el divorcio y para hacerlo hay un plazo de dos años. Si en dos años no se ha materializado el acuerdo, porque tampoco es tan fácil, el tratado dejará de aplicarse, pero existe la posibilidad de que se pueda aprobar una prórroga. Ahora lo que parece es que la posición de Juncker es de forzar la máquina.
Sin embargo, David Cameron quiere dejar la notificación para octubre.
-Cameron quiere posponerlo, también quiere posponer su dimisión a octubre, habrá que ver si es capaz de aguantar, primero la presión de su propio partido. Juncker ha dicho, yo creo que con bastante buen criterio, que hay que empezar a negociar ya. Los plazos no tiene por qué controlarlos Cameron, que es un líder caído. Cameron está tratando de adaptar los tiempos a sus propios intereses.
¿Qué se va a negociar en estos dos años?
-Lo que hay que negociar en principio son los términos de la ruptura. Una vez que se ha producido la ruptura, podrá negociarse el nuevo marco de relación, que eso puede hacerse simultáneamente o no. No es fácil. Reino Unido tiene que construir no solamente las relaciones con la UE, tiene que construir las relaciones con el resto del mundo. La Unión Europea tiene más de 50 acuerdos comerciales con terceros países; todos esos acuerdos comerciales dejan de aplicarse ahora en el Reino Unido.
¿Cuáles son esos términos?
-Cómo se desteje una relación tejida a lo largo de 43 años, todas las políticas comunes, una finanzas comunitarias conjuntas, todo el entramado político que se ha ido tejiendo. Hay un cúmulo ingente de interconexiones entre la UE y Reino Unido.
¿Cómo va a afectar el ‘Brexit’ a los propios británicos? ¿Qué va a cambiar?
-A partir de ahora tendrán libertades de todo para establecer su propio marco normativo, no van a tener que compartirlo con nadie. Básicamente han sido dos los puntos que han jugado más fuerte en toda esta campaña. El tema de la inmigración, que, me atrevería a decir, ha jugado de una forma tramposa. El Reino Unido tiene prácticamente el mismo número inmigrantes comunitarios que no comunitarios, simplemente con ese dato nos damos cuenta de que han tenido plena capacidad de decisión hasta el día de hoy para negar el acceso a todos los ciudadanos que no son comunitarios y no lo han hecho.
¿Y el segundo punto?
-La cuestión de la financiación. Esta cuestión también es un arma de doble filo, porque si el Reino Unido quiere participar en el mercado interior comunitario tendrá que contribuir también en la financiación como contribuyen países que no son comunitarios. Noruega por ejemplo. El símil que más están utilizando algunos tories es mantener una relación como la que tiene Noruega, ¿no? Noruega contribuye prácticamente con la misma financiación que Reino Unido. Además, el referéndum ha creado una serie de fracturas internas que habrá que ver cómo evolucionan, está el tema escocés, el tema irlandés. Por ejemplo, ahora hay que reconstruir la frontera entre Irlanda del Norte e Irlanda, con lo que eso implica para el proceso de paz, el largo proceso de reconciliación en Irlanda, es un paso atrás.
¿Y cómo puede afectar al resto de la Unión Europea?
-El efecto emulación es peligroso, ese es un temor serio. Creo que la negociación va a ser dura para el Reino Unido, de lo contrario estarían mandado un mensaje al resto de países más o menos euroescépticos como los Países Bajos, Dinamarca, Suecia o como, por supuesto, Hungría o Polonia, con gobiernos en estos momentos muy euroescépticos o claramente eurófobos. No podemos permitir que Reino Unido esté con un pie dentro y otro fuera cogiendo lo mejor de los dos mundos, Brexit es Brexit; se van, se van. Yo creo que esa es la primera consecuencia. Luego, a mí me gustaría que se aprovechara esta oportunidad, la marcha del Reino Unido, para soltar lastre y avanzar hacia un unión fiscal, una unión bancaria, para luchar de manera eficaz contra los paraísos fiscales, gran parte de ellos británicos. La salida del Reino Unido no era algo deseable, pero ya que se ha producido igual hay que convertirlo en una oportunidad.
¿Tendrá consecuencias también para el ciudadano europeo, aquí en Euskadi, por ejemplo?
-Un poco sí. Cuando todavía no hemos salido de la crisis un aldabonazo de este tipo afecta. La caída de las bolsas ha sido bastante espectacular, todos somos un poquito más pobres. Los mercados no son favorables a incertidumbres de está índole, la economía se resiente. Y esta incertidumbre no se va a solucionar en dos años, va a durar más. Tenemos un factor de inestabilidad que probablemente va a dificultar la recuperación económica. Desde el punto de vista del proceso de integración, en una clave más política, no es bueno, obviamente, es una derrota del proyecto europeo. Todos perdemos, es indudable. Pero hay que ver si somos capaces de hacer de la necesidad virtud.