Bilbao - “Los valores que ellos defendieron son también nuestros valores y los que necesariamente deben inspirar cualquier fórmula de convivencia” de cara al futuro, remarcó ayer el portavoz del Gobierno vasco y consejero de Administración Pública y Justicia, Josu Erkoreka, en el acto de homenaje que todos los años se lleva a cabo en las inmediaciones de la escultura La Huella, ubicada en Artxanda, a los más de 40.000 gudaris y milicianos que lucharon en la Guerra Civil en defensa de la libertad de Euskadi. “Alentar la memoria”, incidió, tiene un doble objetivo: “conocer la verdad de lo que realmente ocurrió aquí y que nos han querido ocultar durante largos años” y, por otro lado, “alimentar nuestra conciencia e identidad democrática”.

Organizado por colectivos y entidades que trabajan en favor de la recuperación de la memoria histórica como Sabino Arana Fundazioa, Eusko Lurra Fundazioa, Ramón Rubial Fundazioa, Manu Robles Arangiz Institutoa, Idi Ezkerra Fundazioa y la Fundación Libertaria Luis Arrieta, el reconocimiento “de lo que ocurrió hace 80 años” sigue haciéndose presente “para defender la democracia”. Esos valores democráticos, precisamente, fueron los mismos por los que lucharon unos combatientes que, pese a perder en la batalla, ganaron en la pugna por la dignidad. “Es hacer justicia por unos hombres y mujeres que hicieron valer esos valores”, según Erkoreka indicó. Es más, expuso que “hacer justicia con esa generación” permite también marcar una senda de cara al futuro bajo esas premisas.

Familiares gudaris y combatientes y miembros de las organizaciones organizadoras se trasladaron hasta el monte bilbaíno en un emotivo acto que, además, sirvió para conmemorar el décimo aniversario de la escultura La Huella. Se trata de una obra de acero al carbono, de más de 8.000 kilos y seis metros de altura, esculpida por el artista portugalujo, Juanjo Novell, que fue inaugurada en 2006. - DNA