donostia - “Hablar de una justicia restaurativa supone una justicia más humana para las víctimas, la sociedad y las personas autoras del delito”. Así lo subrayó ayer el lehendakari, Iñigo Urkullu, en la jornada de apertura del Congreso Europeo de Justicia Restaurativa y Terapéutica que tiene lugar en el palacio Kursaal, en Donostia, en el contexto de los cursos de verano de la UPV. Con una Euskadi que vive un nuevo tiempo sin ETA en el que resulta “fundamental que las políticas de víctimas, penitenciarias y de reinserción no se gestionen en clave de colisión sino de confluencia”, Urkullu apostó por aplicar las medidas establecidas en la justicia restaurativa “como un camino de construcción social” basado “en los derechos humanos y orientado por el encuentro social de la convivencia”.
“La justicia restaurativa no es una alternativa, es una forma de justicia”, profundizó en el acto inaugural de un congreso organizado por el Grupo Europeo de Magistrados por la Mediación y el Instituto Vasco de Criminología de la UPV, que reúne a numerosos expertos internacionales en la capital guipuzcoana. Esa cita servirá para que el secretario de Paz y Convivencia, Jonan Fernández, ofrezca hoy al mediodía los primeros resultados de una experiencia piloto de reinserción del programa Hitzeman. Se trata de un itinerario de resocialización con asistencia psicológica personal, búsqueda de trabajo y vivienda -guiados por una comisión conformada por expertos de diferentes ámbitos- que comporta que los presos y expresos se comprometan a contribuir al tiempo de paz abierto en Euskadi. Por lo pronto, y pese a que el Ejecutivo de Gasteiz no tiene transferida la competencia de Prisiones, sí ha podido activar diversas iniciativas para hacer posible otra política penitenciaria frente a la cerrazón mostrada por el Gobierno español de Rajoy, que paralizó la concesión de beneficios a los reos de la denominada vía Nanclares que habían realizado un ejercicio de autocrítica. El lehendakari abogó por echar mano de los mecanismos de la justicia restaurativa para facilitar la vuelta a la sociedad de los reclusos.
Pero Urkullu no olvidó que “las primeras personas dañadas por el delito son las propias víctimas. Su necesidad es que alguien se responsabilice por lo que han sufrido y que se comprometa a reparar el daño causado. El delito impacta también en la comunidad, el hecho ilícito fragmenta la vida de la víctima y de su entorno”, por lo que el objetivo debe de ser “construir una sociedad más humana y segura, reducir las posibilidades de que otra persona se convierta en víctima”. Por ello, remarcó que la justicia restaurativa, que “no es una alternativa sino una forma de justicia”, es un compromiso firme del Ejecutivo que lidera.
“No es una teoría” sino “una realidad”, avisó por su parte el presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, quien remarcó que forma parte de los ordenamientos jurídicos de los países avanzados como método de resocialización. Lesmes explicó que la víctima ha sido la “gran olvidada” en la administración de justicia, que ha estado principalmente centrada en victimario como “protagonista absoluto” del proceso penal.
“Afortunadamente” ha llegado el momento en el que una vez aseguradas las garantías procesales del reo, se ha producido un “redescubrimiento” de la víctima que defiende la justicia restaurativa, una fórmula impulsada específicamente por una directiva la UE incorporada a la legislación estatal en 2015. - DNA