palma - El fiscal anticorrupción, Pedro Horrach, arremetió duramente contra el que durante cinco años fue instructor del caso Nóos, el juez José Castro, por haber construido un “andamiaje sobre conjeturas y sospechas de gran calado y aplauso mediático” para sentar en el banquillo a la infanta Cristina por delitos fiscales. El representante del Ministerio Fiscal no tuvo reparos en defender que el asunto se basó en la criminalización de la hermana del rey, a pesar de que Hacienda aseguró que no había cometido ninguna infracción administrativa tributaria. “Es infanta de España, crimen. Es licenciada en Ciencias Políticas y trabajadora en La Caixa, crimen. En una ocasión visitó la sede del Instituto Nóos para recoger a su marido, crimen. Tiene una sociedad junto a su cónyuge, crimen. No se turba ante las preguntas del instructor, crimen. Ni un solo testigo le ha incriminado, crimen. Todo crimen. Siempre crimen”, llegó a apuntar en la maratoniana jornada en la que expuso un informe final lleno de críticas hacia la labor del magistrado.

Castro, la Audiencia de Palma de Mallorca en la que se desarrolla el juicio y el descabezado sindicato Manos Limpias -la única acusación que reclama pena de cárcel para la infanta Cristina- se repartieron los golpes dialécticos de Horrach. Su exposición no solo mantuvo la actitud exculpadora mostrada hasta la fecha con la hermana del rey, sino que la profundizó en su defensa. Con una instrucción abierta por el supuesto desvío de fondos públicos a las empresas de Iñaki Urdangarin que se ha reconvertido en “persecución” en la que se primó “la apariencia de la justicia por encima de la justicia”, su alegato fue un ataque sin titubeos al proceder del juez.

Además de censurar que se basara en conjeturas para sostener buena parte de sus acusaciones, le reprochó que pusiera en duda la imparcialidad de la Agencia Tributaria al afirmar que desconocía “por qué se deja al margen a doña Cristina de Borbón” y que se dejara condicionar por los medios para imputarla. Las decisiones judiciales deben adoptarse al margen “de las conjeturas que nutren los medios de comunicación” y, en este sentido, el fiscal lamentó que “si de algo adolecen algunos es de su condicionamiento mediático”, subrayó en alusión al juez Castro. “Una cosa son las pruebas y otra, aceptar los juicios paralelos”, remarcó.

El fiscal también puso serias objeciones a la labor efectuada por el Juzgado de Instrucción número 3 de Palma, dirigido por Castro. Y puso como ejemplo una de sus resoluciones, en la que el magistrado planteara “dudas de calibre” ante los numerosos informes que la Agencia Tributaria aportó a la causa. “La lógica implica que debiera haber solicitado aclaraciones al respecto o utilizar los mecanismos legales” pertinentes, “pero no hizo ni lo uno ni lo otro”. Más crítico fue con la creación de una figura inexistente en el sistema procesal español al dejar en suspenso la imputación de la hermana del rey. “La suspensión de la imputación implica de forma directa abanderar una expedición de pesca, una prospección proscrita en el derecho penal. La consecuencia es que la instrucción deja de ser investigación y se convierte en persecución”, afirmó.

En lo que respecta a Manos Limpias, ahondó en que el papel de socia en la empresa Aizoon de la infanta Cristina “no constituye infracción penal alguna”, porque el principio de legalidad impide que un hecho que no es ilícito en el ámbito administrativo se convierta en delito cuando se traslada al procedimiento penal. “Asombrado” por el escrito presentado por el pseudosindicato, que no dudó en utilizar “malabarismos jurídicos retorcidos y engañosos” para sostener la acusación, les acusó de mercadear en el “lucrativo negocio de las confabulaciones mediáticas” para mantenerse en las “cloacas del Estado”.

“figura decorativa” El fiscal Pedro Horrach no fue tan condescendiente con el proceder del esposo de la infanta Cristina. De hecho, consideró que Iñaki Urdangarin había intentado tapar su responsabilidad en la trama para “drenar fondos públicos” que creó junto a Diego Torres a través del Instituto Nóos, “presentándose bajo la apariencia de una figura decorativa”. Esa misma tesis fue avalado por la abogada del Estado que representa a la Agencia Tributaria en el caso, Dolores Ripoll. Manifestó que Urdangarin y su exsocio “sabían lo que hacían y querían”. Y ello pasaba por defraudar a Hacienda a través del entramado empresarial que montaron. El juicio continua hoy con los informes de la Abogacía de la comunidad autónoma de Baleares y de Manos Limpias. - Efe