gasteiz - Las instituciones vascas no tienen transferida la competencia sobre prisiones, que sigue en manos del Estado español. Sin embargo, dentro de su límite de acción, el Gobierno Vasco ha impulsado varias iniciativas para hacer posible otra política penitenciaria y para ensayar una vía de reinserción con presos y expresos. Entre ellas se encuentra el programa Hitzeman, un itinerario de reinserción con asistencia psicológica y para la búsqueda de trabajo y vivienda que comportaba que el preso se comprometiera a contribuir al tiempo de paz. Al final del trayecto, el recluso debía expresar un reconocimiento autocrítico del daño causado a las víctimas. Toda esa información se trasladaría a los juzgados e instituciones competentes por si pudiera traducirse en beneficios penitenciarios o ponerse en valor. El Gobierno Vasco ha desplegado en primer lugar una experiencia piloto entre un puñado de presos y exreclusos, y había fijado este mes de junio como plazo para actualizar la iniciativa. Según ha podido saber este periódico, la próxima semana ofrecerá datos al respecto.
En concreto, el secretario de Paz y Convivencia, Jonan Fernández, tiene programada una intervención en el marco de un congreso sobre justicia restaurativa que tendrá lugar el jueves, viernes y sábado de la próxima semana. La jornada se celebrará en Donostia, en el contexto de los cursos de verano de la UPV-EHU. Fernández dará cuenta de la experiencia piloto y expondrá las conclusiones de un proyecto en el que habrían participado presos, expresos y profesionales en materia de reinserción, según las mismas fuentes. Se ha llevado a cabo una dinámica de resocialización de los presos desde el punto de vista jurídico, pero también asistencial (apoyo psicológico, búsqueda de trabajo, vivienda...). Se prevé que la presentación de la iniciativa tenga lugar el viernes día 17.
el plan El programa Hitzeman propone al preso firmar una declaración de arranque para mostrar su compromiso con la paz y la convivencia. A partir de ese momento, una comisión gestora formada por expertos le plantea una serie de itinerarios con compromisos académicos, solidarios, institucionales o asociativos. El recluso puede recibir ayuda psicológica, para la reinserción laboral o para la búsqueda de vivienda. Al final del proceso debería expresar un reconocimiento autocrítico del daño causado a las víctimas. Con toda esa información, el Gobierno vasco se proponía acudir a las instituciones competentes.
En ese sentido, cabe recordar que los movimientos en política penitenciaria quedaron congelados con la entrada de Mariano Rajoy en el Gobierno español. Paralizó, incluso, la concesión de beneficios a los presos de la vía Nanclares que habían realizado un ejercicio de autocrítica. Han sido los jueces quienes han revisado los recursos de los presos y dado luz verde a los permisos. En ese contexto, el Gobierno vasco se proponía dar un empujón a la autocrítica y la flexibilización de la política penitenciaria en función de sus posibilidades y competencias.