Bujador (argelia) - Sin miedo al sol de mediodía, embutidos en sus fulares y ropajes, coloridos pese al duelo, miles de saharauis despidieron ayer en los campamentos de refugiados al presidente Mohamad Abdelaiz, muerto el pasado martes tras 35 años al frente de su pueblo. El féretro con los restos del guerrillero que llevó el conflicto a los pasillos políticos llegó en torno a las 15.00 horas local (14.00 GMT) a la sede de la Presidencia en Rabuni, donde fue recibido por su familia, por el presidente en funciones, Jatri Adduh, y por el primer ministro, Abdelkader Omar.
Una salva de fusiles acompañó la salida del féretro de la ambulancia, envuelto en la bandera saharaui, y gritos en favor de la independencia durante su rápido traslado al salón central en el que se suelen celebrar las comidas oficiales.
Allí, y de manera apasionada y desordenada, decenas de personas mezcladas, representantes del cuerpo diplomático y antiguos compañeros de armas, presentaron sus respetos al difunto ante el plañir desconsolado de sus hijos. Después, fueron eslóganes como “queremos la libertad” y “daremos nuestra sangre por la independencia” los que, junto a los lamentos de las mujeres, acompañaron al cadáver en su lento discurrir por los caminos empolvados del resto de campamentos.
El dolor se agudizó a la entrada del ataúd en la jaima de Abdelaziz, donde será velado antes de ser trasladado la madrugada del sábado a la simbólica localidad de Bir Lehlou, en los “territorios liberados”.
“Esta es una piedra más en la construcción de nuestro país y de nuestra independencia. La lucha no termina y está más viva que nunca”, explicó momentos antes Mohamad, uno de los siete hijos del presidente. “Se ha comenzado a especular que pasará ahora con los saharauis, hacia donde irá e Polisario. Los saharauis tenemos una determinación y una vía que es sólida” y no depende solo de una persona, agregó el joven.
“A Venezuela, Sí; al sáhara, no” A la ceremonia oficial asistieron varias decenas de delegaciones internacionales, en su mayoría de África y también de Latinoamérica, pero no de los principales implicados europeos, incluida España, lo que fue duramente criticado por el presidente de la coordinadora estatal de asociaciones solidarias con el Sáhara (CEAS), José Taboada. Taboada calificó de “vergonzosa” la decisión dados los estrechos lazos de España con el pueblo y el conflicto saharaui, y denunció “la contradicción que supone que se preocupe de Venezuela y dé nacionalidad a venezolanos mientras se la niega a saharauis que fueron españoles”. “Hay muchos miles de españoles, hombres y mujeres, preocupados por la muerte de Mohamed Abdelaziz y no hay ningún representante del gobierno español, de la embajada española en Argelia que haya venido a expresar su solidaridad con este pueblo que está sufriendo en estos momentos”, afirmó. “Me parece vergonzoso que no haya ningún representante de la sociedad española, la sociedad española es amiga y solidaria con el pueblo saharaui. Estamos recibiendo a miles y miles de niños y niñas saharauis en las familias españolas este verano”, agregó.
A la ceremonia, entre las 50 delegaciones internacionales se encontraban representantes de EEUU, la ONU y de países latinoamericanos.
También destacó en la ceremonia oficial la discreta presencia de la conocida activista saharaui de los derechos humanos, Amiatu Haidar.
Tras la ceremonia, estaba previsto que el cuerpo sea trasladado hoy a las 7.00 de la mañana hora local (6.00 GMT) a la localidad de Bir Lehlou, en las zonas liberadas, cerca del muro levantado por Marruecos en el desierto y a escasos kilómetros de la ciudad ocupada de Smara, en la que Abdelaziz nació y a la que nunca pudo regresar.
En esa tierra en la que fue proclamada hace mas de 40 años la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), que él mismo presidió hasta su muerte, el mandatario será finalmente enterrado en un acto muy simbólico.
Dentro de cuarenta días, una vez concluya el luto, se convocará un congreso extraordinario para elegir al sucesor entre un puñado de candidatos que aún se desconoce. En la reunión volverán a echar un pulso quienes apuestan por seguir o incluso acelerar la estrategia diplomática y legal que promovió Abdelaziz, y quienes -como grupos de jóvenes- prefieren regresar a la armas.