madrid - El presidente de la Generalitat catalana, Carles Puigdemont, lamentó ayer que en la política española no esté asentada la cultura de pacto, “el pactismo”, que sí se da en Cataluña, pero pidió dialogar tras el 26-J con el fin de acordar la fecha, la pregunta y el quórum de una consulta independentista. Puigdemont tuvo ayer una agenda cargada en Madrid, primero con un desayuno informativo, y después, con la inauguración de un nuevo foro de conferencias de la Fundación José Ortega y Gasset-Gregorio Marañón. El ciclo lleva por título Escolta España-Escucha Cataluña, y pretende abrir un canal de diálogo entre ambas administraciones que permita encontrar soluciones al desacuerdo existente en la actualidad. Por ello, Puigdemont saludó “con entusiasmo” este propósito, especialmente porque, según sus palabras, mientras en Catalunya está asentada la cultura política del pacto, “el pactismo catalán”, como lo ha denominado, en España la dinámica política se caracteriza por lo contrario.
Destacó que no ve “un perfil con coraje suficiente” entre los líderes de los principales partidos, y si bien subrayó “la convicción” respecto al referéndum del secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, concluyó: “Todos sabemos, y él también, que no va a haber una mayoría política que lo permita”.
Sobre la actitud del Gobierno de Mariano Rajoy, además, se mostró muy crítico, y no porque no haga nada, sino porque “avanza en la senda contraria y es capaz de protagonizar episodios” tan “grotescos” como el de tratar de impedir que la gente anime a su equipo con su bandera, en alusión al intento de prohibir la estelada en la reciente final de la Copa del Rey.
Advertencia Pese a todo, el president defendió la necesidad de tejer nuevas relaciones entre el Estado español y Cataluña, pero siempre y cuando haya “coraje” para ello, pues no es tanto el “desentendimiento” lo que se persigue, sino el “reentendimiento”. Así, invitó al Gobierno que salga de las elecciones del 26 de junio a sentarse a negociar una consulta sobre la independencia de Catalunya sin ideas preconcebidas, hasta el punto de abrirse a pactar la fecha, la pregunta y el quórum.
En este sentido, advirtió de que las demandas de Catalunya no se van a desvanecer por el mero hecho de no ser atendidas e instó a que “no pase de este año” que el independentismo sea reconocido como un actor político. En cualquier caso, el dirigente de Convergència (CDC) añadió que, pase lo que pase tras las elecciones generales, el Govern y el Parlament no van a estar “de brazos cruzados” y van a continuar “preparando una estructura de Estado que garantice el normal funcionamiento del país”, es decir, que aprobarán “las leyes que den amparo legal a la acción del gobierno”, hasta la celebración de elecciones constituyentes dentro de un año.
El calendario hacia la independencia, sus ritmos y plazos siguen adelante, hasta el punto de que si se logra completar la hoja de ruta, Puigdemont reconoció que no será candidato; otra cosa es que el proceso se corte “abruptamente”, posibilidad remota, a su entender, pero que “moralmente” sí le conduciría a ser el candidato.
Sobre la aprobación de los Presupuestos en el Parlament, negociación muy supeditada a las complejas relaciones con la CUP, el president destacó que buscará el apoyo de todos los partidos “sin exclusión”.
Por otra parte, una militante de VOX se coló en la conferencia e interrumpió brevemente el acto para entregando a Puigdemont un ejemplar del Código Penal y unas esposas. El president fue escoltado a la salida del acto por la Policía, abucheado por un grupo de simpatizantes de este partido. - Efe/E.P.