móstoles - El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, evocó ayer al expresidente del Gobierno Adolfo Suárez para prometer a los españoles “decencia, diálogo y dedicación” si los socialistas ganan las elecciones el próximo 26 de junio. “Puedo prometer y prometo, decencia. Puedo prometer y prometo, diálogo. Puedo prometer y prometo, dedicación”, proclamó Sánchez en el acto de presentación de su candidatura a la Moncloa celebrado en el pabellón Los Rosales de Móstoles (Madrid) y en el que los barones socialistas cerraron filas en torno a su líder.

A Sánchez le introdujo la presidenta andaluza, Susana Díaz, quien, tras meses de encontronazos y recelos, le garantizó la unidad en el PSOE, aunque le advirtió de que para gobernar, no puede aspirar a ser segundo, como pasó el 20 de diciembre. El acto, que se celebró después de que el Comité Federal aprobara las listas, supuso el pistoletazo de salida hacia el 26-J, con el estreno del lema de campaña: Un sí por el cambio.

Con el objetivo de recuperar el centro político y atraer el voto útil, además de reproducir el célebre “puedo prometer y prometo” que Suárez pronunció en 1977, Sánchez emplazó a los ciudadanos a que apuesten por un “sí por el cambio” frente a la campaña de las “siglas y las sillas” de la coalición de Podemos e IU.

Sánchez se mostró convencido de que es posible el vuelco para evitar que España sea gobernada “por la pereza”, en alusión al presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, y bloqueada “por la intransigencia de otros”, dirigiéndose a Podemos. Sin mencionar al líder de Podemos, Pablo Iglesias, el secretario general del PSOE recordó a los españoles que “va a haber unas cuantas papeletas que signifiquen no al cambio”, en referencia a la postura de la formación morada de impedir su investidura el pasado mes de marzo.

Sánchez aclaró que el 26-J no es “una repetición de elecciones, ni una segunda vuelta”, sino unos nuevos comicios en los que reconoció que el PSOE necesita un mayor apoyo para gobernar.

Pese a que no lo logró tras el 20-D, el líder del PSOE reiteró su voluntad a acordar con “todas las fuerzas del cambio” y a no pactar con el PP, al que recomendó regenerarse en la oposición.

En su papel de telonera, Susana Díaz aparcó los roces con Sánchez y se volcó con él para impulsarlo a la Moncloa y contar con la unidad del PSOE, al menos hasta el 26 de junio. “Es un magnífico candidato y va a ser un gran presidente del Gobierno”, presagió ante la sonrisa de Sánchez.

Pese a los elogios, Díaz dejó claro que el PSOE no puede pensar en conseguir la “medalla de plata” en las urnas y aseguró que para poder gobernar, es preciso ganar y no aspirar a quedar “segundo”. “Somos el PSOE. Si renunciamos a ganar, los ciudadanos no nos van a reconocer como el PSOE: un partido que ha cambiado España y ha cambiado su vida”, avisó Díaz para remarcar la diferencia “entre los socialistas y los populistas”.

Tras negar que el partido esté “débil”, la presidenta de la Junta reconoció que el PSOE “le ha echado ganas, generosidad y muchas horas” para intentar gobernar y “sólo han faltado escaños”. Más dura que Sánchez, Díaz arremetió contra Pablo Iglesias, “un líder de tácticas oscuras” al que “hay que enseñarle que todo no vale”.

ausencias A la proclamación del candidato no asistió, debido a un acto institucional, el presidente de la Comunidad Valenciana y líder del PSPV-PSOE, Ximo Puig, molesto con Ferraz por vetarle su propuesta de lista única al Senado con Compromís y Podemos. También se ausentaron por motivos de agenda los presidentes de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, y de Baleares, Francina Armengol, además del de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, preocupado por el incendio del depósito de neumáticos de Seseña (Toledo), y el líder del PSC, Miquel Iceta. Otro de los ausentes ha sido Eduardo Madina, a quien su séptimo puesto por Madrid no le garantiza obtener escaño, como le pasó el 20-D.

El PSOE optó por una nueva estética en la proclamación de Sánchez, alejada de la bandera de España con la que sorprendió en el acto del pasado año. Esta vez, el golpe de efecto se buscó decorando el escenario con grandes paneles de imágenes de margaritas flanqueando el lema de campaña con el fin de reflejar un ambiente distinto. La imagen que sí se repitió fue la de la esposa del candidato socialista, Begoña Gómez, de nuevo subiendo al estrado al final del acto para dar un caluroso beso a su marido ante los aplausos de los más de 500 asistentes. - Efe