Cantaba el grupo valenciano Seguridad Social un estribillo pegadizo en los años noventa del siglo pasado que decía “quiero tener tu presencia, quiero que estés a mi lado; no quiero hablar de la lucha si no estamos preparados”. Y como la Historia avanza en movimientos circulares, hoy vuelve a estar de actualidad.

La Ejecutiva de Podemos Euskadi que sucedió a la de Roberto Uriarte heredó de aquella la predilección por Garbiñe Biurrun como candidata a lehendakari en las elecciones de octubre próximo. Nagua Alba y Lander Martínez querían tener su presencia y que estuviera a su lado. Por razones obvias. Biurrun tiene todo lo que les falta a los recién llegados a la política. Es una persona reconocible y con una intensa vida social y mediática que ha sido partícipe de reivindicaciones sociales de amplio espectro y base social significativa en el país. Atesora una trayectoria profesional intachable, de esas que no admiten el menor atisbo de demagogia sobre sus compromisos con el sistema democrático institucionalizado. Desde luego no de quienes tuvieran la tentación de juzgar los posicionamientos políticos de la presidenta de Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco. Pero tampoco de los que hubieran sido sus compañeros, algunos de los cuales también han exhibido ese discurso de renovación pasado de frenada hasta el cuestionamiento del sistema. Quizá el problema sea que a Garbiñe Biurrun no se la podía reducir a un póster electoral. La magistrada hubiera entrado en política para hacer política. Y, en eso, tiene sus propios criterios.

El desmarque de Biurrun después de unas semanas de meditarlo ha cogido por sorpresa a todos. Empezando por quienes daban por hecho que tenían candidata, aún antes de que se celebraran las primarias preceptivas en el modelo de partido de Podemos, que cada vez se parece más a los usos tradicionales, también en eso.

Da la impresión de que el último verso de la canción de Seguridad Social tiene mucho que ver en la espantada. Podemos Euskadi no está preparado para acoger un perfil como el de Biurrun, capaz de disentir en lo único que su discurso ha ofrecido hasta la fecha: desbancar al PNV. Es argumento demasiado flojo para asaltar el Paraíso.

Biurrun era persona para tejer consensos, pero quizá Podemos hoy no está maduro para eso. La experiencia española lo pone en cuestión.