madrid/barcelona - Si hay un punto que dificulta el acuerdo entre Podemos y el PSOE para alumbrar un gobierno de izquierdas en el Estado es el referéndum independentista que propone la formación de Pablo Iglesias para encauzar el reto catalán. Consciente de que esa propuesta acelera el pulso del socialismo, Podemos ha suavizado el tono y ya no propone expresamente esa consulta, sino que pide abrir un espacio de diálogo para alumbrar una propuesta de consenso, que puede ser esa u otra, entre los socialistas catalanes y En Comú, la confluencia de Podemos en el territorio. En Comú no renuncia al referéndum y avisa de que no habrá investidura sin un compromiso al respecto, pero por lo visto ambas partes comienzan a explorar vías intermedias. El diálogo lo están encarrilando los líderes del PSC, Miquel Iceta, y de En Comú, Xavier Domènech.
En Comú ha lanzado propuestas como una pregunta doble que interrogue sobre la independencia, y también sobre un nuevo modelo de encaje en el Estado. La idea del PSOE pasa por una reforma federal de la Constitución para mejorar la financiación catalana y blindar el uso de su lengua en las escuelas, sin aceptar el derecho a decidir. Sin embargo, es por todos conocido que el socialismo catalán defiende una consulta pactada y, al parecer, estaría dispuesto a alumbrar una Ley de Claridad al estilo canadiense, que regule al milímetro la consulta, y que ese plebiscito se celebrara como ultimísimo recurso si se ve que la votación para aprobar la Constitución fracasa estrepitosamente en Catalunya. Es decir, primero habría que intentar la reforma federal y, si no obtiene respaldo en Catalunya, probar con la consulta. Ese criterio lo comparten, al parecer, Miquel Iceta y Carme Chacón, aunque es difícil pensar que pase la criba del PSOE.
Domènech avisó ayer en declaraciones a Catalunya Ràdio y Rac1 de que Podemos sigue defendiendo el referéndum, y celebró “algunas propuestas alternativas hechas desde el PSC”. Defendió que Iceta y Chacón se han mostrado “favorables a asumir la defensa del derecho a decidir, pero a posteriori de un referéndum constitucional”. Chacón se apresuró a decir en Telecinco que eso “no va a ser así”. Puso en valor la reforma federal y que los catalanes vayan a votar dos veces: primero, para refrendar la nueva Constitución y, después, para aprobar el nuevo Estatut que pueda redactarse tras ese cambio jurídico.
La postura del PSOE a nivel federal pasa por la reforma de la Constitución, sin admitir el derecho a decidir ni la posibilidad de que un territorio declare su independencia. Los socialistas catalanes han defendido tradicionalmente la vía de la consulta pactada, lo que ha provocado tensiones e importantes crisis en el seno del partido, hasta el punto de que en los últimos meses se había aparcado esa propuesta en beneficio de la reforma federal. Las federaciones más centralistas, como la andaluza y la extremeña, se resisten incluso a que la reforma sea demasiado ambiciosa y provoque un trato diferenciado para algunos territorios. Otro de los obstáculos que deberán sortearse pasa por dilucidar cómo podrá ser compatible un acuerdo de cierto alcance en materia territorial con los postulados centralistas de Ciudadanos, con quienes Sánchez ha forjado un acuerdo. C’s avisó el miércoles de que puede aceptar que singularidades como “la lengua o la insularidad” provoquen un trato legal diferente, pero no “privilegios”.