barcelona - Las aguas no bajan tranquilas en la relación entre Junts Pel Sí (JxSí) y la CUP. A los primeros no les sentó nada bien la moción que presentó el pasado viernes el grupo anticapitalista en el Parlament catalán en la que se exigía la declaración de ruptura votada el 9 de noviembre, acelerar su aplicación y desobedecer al Tribunal Constitucional. La moción causó un profundo malestar en el Junts Pel Sí al considerarla un mero “instrumento táctico” con el que la CUP quiere marcar perfil. Ayer, el presidente del grupo parlamentario de Junts Pel Sí, Jordi Turull, fue un paso más allá y dio un toque de atención a la CUP. “Aquí hemos venido a construir un Estado, no a gesticular”, aseguró en referencia a esa moción. Representantes de JxSí y la CUP han mantenido varios contactos en el Parlament, pero hasta la semana que viene no abordarán a fondo el contenido de la polémica moción.
En una entrevista concedida a Efe, Turull evitó pronunciarse sobre si la Mesa del Parlament debe admitir o no a trámite la moción de la CUP, algo que se está barajando en JxSí, pero sí mostró su sorpresa por la iniciativa presentada por la formación anticapitalista, una moción que instó a la CUP a que explique el sentido de la misma y lo que pretenden con ella. “Cuando estás muy convencido de lo que haces y tienes toda la determinación, no te hace falta gesticular todo el día. Tenemos mucho trabajo por hacer, hemos venido aquí a construir un Estado, no a gesticular”, subrayó.
El portavoz de JxSí hizo hincapié en que la declaración de ruptura del 9-N “ya está aprobada” y la determinación de su formación para “tirar adelante el mandato democrático del 27-S es total y absoluta, pero ahora lo hemos de demostrar con hechos, no con gesticulaciones”. Turull garantizó que, vayan como vayan las conversaciones con la CUP, los diputados de CDC y ERC votarán al unísono en este tema. “Todos los que intentan hurgar en posibles diferencias dentro de JxSí por el proceso soberanista se equivocan totalmente. El exceso de gesticulación no nos dividirá”, aseguró. Y es que, a juicio del dirigente convergente, entre los componentes de JxSí no hay discrepancias en cuanto al proceso soberanista. “En muchos temas del día a día hay opiniones muy diversas, pero en lo que respecta a llevar a cabo el mandato democrático del 27-S, que nadie pierda el tiempo en buscar fisuras dentro del JxSí o del Govern, vamos absolutamente a la una”, insistió.
debate político, no judicial En cuanto a las ponencias redactoras de las tres leyes de “desconexión” del Estado español, en las que solo participarán diputados de JxSí y la CUP porque la oposición se niega a tomar parte en ellas, Turull reprochó a Ciudadanos, PSC y PP que acudan al Tribunal Constitucional para intentar suspender este mecanismo parlamentario. “Me sabe mal que se active la vía judicial para un debate político”, denunció Turull, que se mostró convencido de que los recursos de amparo de la oposición presentados ante el TC no prosperarán, porque “no hay ningún tribunal que nos pueda impedir debatir en este Parlamento tres leyes, se estarían cargando el sistema parlamentario”. Según afirmó, el alto tribunal de garantías se puede posicionar sobre el resultado final de una ley aprobada, pero “no se nos pasa por la cabeza que pueda anular” las ponencias que deben redactar las leyes de hacienda pública, seguridad social y transitoriedad jurídica.
Por otra parte, después de que el diputado independiente de JxSí Germà Bel se llegara a plantear dejar la dirección del grupo al disentir de algunos aspectos de su funcionamiento interno, Turull explicó que se está perfilando un “nuevo mecanismo para organizarnos mejor”. El martes próximo, en la reunión ordinaria del grupo, los 62 diputados de JxSí votarán la nueva propuesta de reorganización interna, cuyos detalles aún se están ultimando pero que permitirá “fortalecer los órganos de decisión política, crear un nuevo ámbito de coordinación parlamentaria” e introducir cambios en el calendario de reuniones de grupo.
Rajoy-Puigdemont En este contexto, el presidente español en funciones, Mariano Rajoy, y el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, se vieron ayer cara a cara por primera vez después de que el dirigente catalán sucediera en el cargo a Artur Mas. Ambos dirigentes ya habían coincidido con anterioridad, cuando Puigdemont ostentaba el mando de la Alcaldía de Girona.
Rajoy y Puigdemont encabezaron el homenaje a los 150 muertos del avión de Germanwings estrellado en los Alpes hace un año. Fuentes de la Generalitat hablaron de “cordialidad y normalidad” en el trato, pero ambos mandatarios no se reunieron en privado aprovechando el homenaje ni se han citado para hacerlo. Fuentes de Moncloa incidieron también en que el encuentro había sido “cordial”, pero descartaron que se hubiera ido más allá de lo que marcan las normas de la cortesía.
Sin embargo, la presidenta del PP de Catalunya y diputada en el Congreso, Alicia Sánchez-Camacho, aseguró ayer en TV3 que Rajoy está dispuesto a reunirse con Puigdemont dentro de un marco de “diálogo leal” y de la Constitución, pero precisó que no le consta que haya habido ninguna petición expresa de reunión por parte de la Generalitat.