logroño - Cuando apenas faltaban cinco minutos para las nueve de la mañana, el preso Arnaldo Otegi ponía fin ayer a seis años y medio de condena. A doscientos metros le aguardaba una plataforma y un micrófono que daban la bienvenida al candidato Arnaldo Otegi.

Así será si los tribunales flexibilizan el veto judicial que se cierne sobre este exconvicto que ha permanecido durante los últimos 2.331 días privado de libertad por intentar recomponer la antigua cúpula de la ilegalizada Batasuna, según reza en la sentencia del caso Bateragune. La disposición del líder de la izquierda abertzale a postularse como aspirante a la Lehendakaritza, tal y como admitió ayer en una entrevista en The New York Times de la que se hizo eco este periódico, abre un nuevo camino que comenzó a dar sus primeros pasos en la capital riojana.

El que para algunas voces de la izquierda abertzale debe ser considerado el Mandela vasco, dejó atrás los barrotes con el guiño de una bandera de Sudáfrica pegada a su petate. Al otro lado de la valla, su familia, compañeros de partido, medios de comunicación y cerca de un centenar de ciudadanos anónimos que ejercieron de avanzadilla ante el recibimiento multitudinario que por la tarde le brindó su Elgoibar natal.

El exmahaikide recorrió sus primeros metros en libertad flanqueado de los suyos, abrazado a su hijo Hodei -su primer saludo-, y acompañado por su mujer, su hija y su padre, a quien abrazó visiblemente emocionado. Esos doscientos metros del Otegi padre, marido e hijo en el que recibió numerosas muestras de cariño precedieron a una puesta en escena en la que el exdirigente defendió la existencia de presos políticos en el Estado español. “Estas cámaras así lo demuestran”, repitió en la breve alocución cercana a los dos minutos que en euskera y castellano sirvió para escuchar las primeras impresiones de Otegi en esta nueva etapa.

Advirtió de que habría “tiempo” para hablar más en profundidad, en lo que la mayoría de los presentes entendió como una invitación al acto que este sábado le llevará hasta el Velódromo de Anoeta, una cita que promete ser la puesta de largo del aspirante a sumar el máximo número de apoyos para una izquierda abertzale que ha padecido un severo retroceso electoral en sus dos últimas citas con las urnas y que pretende encontrar en la figura de su líder el revulsivo que ponga freno la fuga de votos.

Otegi quiso demostrar ante los suyos que los años de privación de libertad no han cambiado su apuesta por las vías exclusivamente pacíficas y su forma de entender la política. En la misma clave que defendió antes de su entrada en prisión, recalcó que “la paz es el camino y hay que llevar esa apuesta hasta el final”. Y no solo este proyecto se mantiene intacto en los postulados del exdirigente. “Cuando nos metieron en la cárcel, nos metieron como vascos y como vascos salimos, como independentistas y como independentistas salimos; como socialistas y como socialistas salimos”, añadió ante los aplausos de los presentes.

recibimiento Al final de su discurso, precedido por un aurresku de honor, le siguieron un sinfín de abrazos, unos espontáneos y protagonizados por simpatizantes del líder de la izquierda abertzale, y otros no tanto en los que los encargados de la organización del recibimiento acercaron de forma estratégica al presidente de Sortu, Hasier Arraiz, al secretario general de Eusko Alkartasuna, Peio Urizar, al portavoz de Alternatiba Oskar Matute y a los dirigentes de Aralar, Ion Iñarritu y Rebeka Ubera. Las cuatro patas sobre las que se sostiene EH Bildu daban la bienvenida al nuevo líder.

Frente a estas caras relativamente nuevas en la política vasca, la vieja guardia abertzale que componen Rufi Etxeberria, Pernando Barrena o Joseba Permach, entre otros, también acompañaron a su compañero de mil batallas en su excarcelación.

Al margen de la izquierda abertzale, el resto de la clase política estuvo presente en Logroño a través del portavoz de Podemos en las Juntas Generales de Álava, Koldo Martín, y de los representantes de las formaciones catalanas la CUP, con David Fernández y Anna Gabriel, y ERC. En este apartado ocupó un lugar privilegiado el cantaautor y parlamentario catalán de Junts pel Sí, Lluís Llach, que tal y como avanzó ayer este periódico aprovechó su visita a Gasteiz con motivo de las celebraciones en torno a los asesinatos del 3 de marzo para sumarse al comité de bienvenida en La Rioja. Él también dijo adiós al preso Otegi y dio la bienvenida a quien aspira a ser nuevo candidato de la izquierda abertzale.