madrid - El presidente del Gobierno español en funciones, Mariano Rajoy, admite que hay en su partido quien no está de acuerdo con que él repita en el cargo. Recoge de este modo el sentir de una parte de su parroquia muy descontenta con su labor al frente del PP por su incapacidad de contener y actuar contra los casos de corrupción, así como por la inacción mostrada durante el proceso de investidura en el que ha dejado toda la iniciativa a Pedro Sánchez a la espera de que este fracase la próxima semana.
Rajoy insistió ayer en que, si vuelve a haber elecciones, será de nuevo candidato si su partido “quiere”, aunque admitió que puede haber opiniones contrarias en las filas populares. “Estoy seguro que, aunque a mí no me lo cuenten, hay gente en ello”, señaló en alusión a las voces críticas con su actuación. En todo caso insistió en que su intención es presentarse otra vez, y para eso “solo” necesita una cosa, que es el apoyo de su partido. Tras recordar que se presentó a las elecciones generales y las ganó, señaló que está dispuesto “a dar batalla” y se mostró convencido de que el acuerdo entre PSOE y Ciudadanos está condenado al fracaso.
El presidente en funciones reiteró que votará no a Pedro Sánchez en la sesión de investidura porque el PP tiene “un proyecto mejor” y por “respeto” a sus más de siete millones de votantes. Dicho esto, y tras el acuerdo alcanzado entre PSOE y Ciudadanos, subrayó que su partido “no está para hacer de actor secundario en un sainete que tiene como único horizonte una nueva campaña electoral”. En una conferencia pronunciada en el foro La Razón, en el que cargó duramente contra el acuerdo que entre PSOE y Ciudadanos, a los que avisó que “los números siguen sin cuadrar”. Y aprovechó para criticar la “fulgurante evolución ideológica” del presidente de Ciudadanos, Albert Rivera.
presión a podemos Invalidado su acuerdo con Ciudadanos, a Pedro Sánchez no le queda otra que colocar a Podemos como responsable de una frustrada investidura alineándole junto al PP en lugar de razonar por qué el PSOE se ha negado a profundizar en el giro a la izquierda para plegarse a un pacto con una formación naranja a la que en campaña acusó de ser la “filial” de Génova y desplegar tesis “de derechas”. “Han existido dos acuerdos, uno entre PSOE y Ciudadanos, y otro por el bloqueo entre PP y Podemos”, señaló el aspirante socialista, que censuró a la fuerza de Pablo Iglesias por ser “el último partido en sentarse en la mesa de negociación y el primero en levantarse de ella”. Sánchez dice tener la mano tendida hacia la marca morada pero siempre que no sea para un Gobierno de coalición, para ahondar en el referéndum de Catalunya.
Mientras el PSOE trata de atraer a Podemos, Ciudadanos hace lo propio con el Partido Popular al reconocer la complejidad de que el partido de Iglesias se sume a su acuerdo con los socialistas. Rivera insiste en su intención de reunirse con Rajoy para convencerle de que el pacto merece la abstención, y es que ninguna de las reformas constitucionales que se plantea puede salir adelante sin el beneplácito del PP por su mayoría absoluta en el Senado. “Dice Rajoy que hay cosas transversales en la sociedad, que en temas de Estado debemos estar de acuerdo, que hay que defender la estabilidad presupuestaria, a Europa, y todo eso está en el documento”, argumentó Rivera.